Vivimos en una época donde le lanzamos continuamente señas algorítmicas a nuestros semejantes. El like, que a veces esconde intenciones misteriosas y otras viene cargado de propósitos sibilinos, se ha convertido en la unidad de medida de nuestra filiación digital. Por supuesto, con su contrapartida siniestra. Medimos la visibilidad, el prestigio y la ‘guapura’ de una cuenta por el número de ‘me gustas’ que ha recibido. Los diseñadores e ingenieros de Instagram sabían perfectamente lo tóxico que podía ser ese gesto cuando nos permitieron por fin ocultar los me gustas en nuestras publicaciones, algo que muchxs usuarixs de la red social agradecieron.
Instagram no es una red social ajena al poder de este simple icono con el que damos apoyo a una publicación o mandamos recaditos a nuestro crush, y por eso ha convertido el símbolo del corazón en la sangre que corre por las tripas de su algoritmo, dando visibilidad a ciertas cuentas y enterrando muchas otras bajo una tonelada de tierra digital para que ni siquiera nuestros contactos puedan verlas. El algoritmo es cruel. Decapita nuestra visibilidad a placer si no recibimos ‘me gustas’ suficientes o privilegia las stories de lxs usuarixs más activos. En la lucha feroz por incorporar a su funcionamiento herramientas que favorezcan la interacción, los likes están disponibles también en las historias y los reels. No sirven para esas personas que quieren ver las historias en modo incógnito, pero sí para el resto.
¿Cómo funciona esta nueva herramienta? ¿Qué aportará a nuestra forma de usar la red social?
Te lo contamos.
En efecto, desde hace unos días te habrás percatado de que el aspecto visual de las stories ha cambiado y los iconos que tradicionalmente aparecían en tu pantalla han dejado espacio para un compañero nuevo. Tanto misterio no hay, en realidad. Otros cambios en la aplicación han sido mucho más complejos y mucho más difíciles de implementar. Por ejemplo, las fuentes, que tardaron meses en llegar a las cuentas de ciertos usuarios, creando un agravio comparativo con las cuentas que podían disfrutar de ellas e incorporarlas a la forma de crear contenido.
Si algo tiene el like y su icono –el corazón– es capacidad para ser reconocido de un vistazo. Lo llevamos inscrito a fuego en la pulsación de nuestro dedo índice cuando hacemos scroll. De hecho, esta fiebre por la validación digital que Instagram ha incorporado a las stories tendrá su respuesta muy pronto en otras redes sociales como Twitter, que planea incorporar la doble pulsación de pantalla como una nueva forma de ‘megustear’ una fotografía o un tweet sin necesidad de pulsar en el icono del corazón.
Pero volviendo a los likes en Instagram stories, lo cierto es que el funcionamiento de la nueva herramienta es muy similar al de la publicación tradicional: más simples que el mecanismo de un mechero, y casi más rápidos. Hasta ahora, la forma que teníamos de reaccionar a una historia de otrx usuarix era pulsar en el espacio del mensaje y elegir un icono que reaccionara a dicha historia. Instagram ha simplificado el aspecto visual de la pantalla para que este gesto sea mucho más rápido y tengamos el like a mano, sin necesidad de abrir la pestaña del mensaje o darle a ‘me gusta’ a esa historia a través de la bandeja de mensajes privados. Tener los likes más a mano servirá para que lxs usuarixs de Instagram interactúen con más facilidad con las cuentas y las historias que les gustan. Lo encontrarás a la derecha del cuadro de texto.
Otra de las ventajas, no por evidente menos necesaria, es la de la privacidad de estos nuevos likes, que solo recibirá el creador de la historia. No serán públicos. Buena noticia para esos instagramers tímidos que quieren decir “eh, te sigo, me gusta lo que haces” en la sombra, sin hacerse notar.