Hay que reconocerle a Instagram la capacidad de renovarse continuamente y ofrecernos cada vez más funciones para que nuestra digital sea lo que queremos y no lo que otrxs, o el propio algoritmo, quieren. En cuestiones de privacidad, la red social de las puestas de sol, los aguacates y los gatos se mantiene siempre mira por el bienestar de sus usuarixs y procura ofrecernos un amplio abanico de opciones a la medida de nuestro gusto. Podemos vivir de incógnito, si lo deseamos, y ser meros espectadores en un océano de feeds e hiperestimulación; o bien mimetizarnos con el rebaño y dar cuenta de nuestra vida privada hasta el más mínimo detalle.
Hasta hace un tiempo, cuando seguíamos alguna cuenta era obligatorio consumir todo el contenido que publicara, desde sus stories, sus fotografías más mundanas o esos largos post con un leve aroma a autoayuda del todo a cien. Fuera o no interesante ese contenido, parecía un paso obligatorio tragárselo por defecto.
Afortunadamente, Instagram introdujo entre sus opciones la opción de silenciar cuentas específicas para que pudiéramos seguir manteniendo una relación digital cordial con esa persona pero no fuera obligatorio conocer al dedillo todo lo que publicara. Lógicamente, esta ley no escrita tiene su contrapartida. ¿Qué hay de las personas que silencian nuestra cuenta y jamás nos avisan? ¿Hay alguna manera de saber si alguien nos ha ‘cancelado’ en Instagram haciendo que nuestro contenido jamás le aparezca?
Hay dos situaciones negativas posibles en ese ‘silenciamiento’ al que nos someten sin que nos demos cuenta.
La mala noticia forma parte del rebaño de malas noticias que Instagram trae a los que le piden peras al olmo y quieren funcionalidades hechas a la medida de sus necesidades. En principio, no hay ninguna herramienta oficial ni aplicaciones de terceros que nos permitan conocer esa información: quién nos ha silenciado y quién nos mantiene como parte activa de su red de contactos. Sin embargo, ciertos detalles podrían darnos algunas pistas para saber si realmente hemos recibido ese bloqueo elegante.
Lo primero que deberías comprobar es si esa cuenta sigue entre de tus contactos y aún te sigue (podría ser que no). Basta con entrar en tu perfil de Instagram, pulsar en ‘seguidores’ y buscar a ese usuarix en la barra de búsqueda.
Si aún forma parte de tus seguidores pero ya nunca te aparece en la lista de las personas que consumen tus historias (y antes lo hacía), podría ser una señal de que te han silenciado. Blanco y en botella.
Ten en cuenta también el grado de cercanía que te une con ese usuario/a. ¿Conversáis a menudo por la bandeja de mensajes privados, y sin embargo nunca te da like o aparece en la lista de espectadores de tus historias? ¿Habláis una vez al año en fiestas de guardar y entierros, y si te he visto no me acuerdo?
Que aparezcas entre los primeros puestos de la barra de historias dependerá en buena medida de tus interacciones. El algoritmo siempre privilegia y pone en primer lugar a las cuentas con las que más nos relacionamos, y eso también aplica a las cuentas de nuestros seguidores.
Otra opción podría ser que esa persona quisiera consumir tus historias y las de otras cuentas sin ser detectada, utilizando alguna de las herramientas de terceros de las que te hablamos en este artículo.
Deberías tener en cuenta otro detalle que es todavía más difícil de conocer: el consumo diario de contenido de esa persona. Cuando seguimos a muchísimas cuentas, la lista de historias que podemos ver en la barra puede alcanzar cifras mareantes, en tiempo y gasto de energía. Si, por naderías del algoritmo, azar o puras métricas de la aplicación, siempre cambiantes, tu cuenta apareciera entre las últimas de la barra de historias, esa persona podría no llegar nunca a consumir tu contenido. Ni siquiera estaríamos hablando de mala fe, solo de pura extenuación digital.
Lo mismo ocurre con las publicaciones de Instagram. El maldito algoritmo no perdona, y quizás tus post y tus fotografías llenas de filtros nunca le aparecen en los primeros puestos del largo e interminable feed. Podría estar ahí la explicación de por qué nunca recibes un mísero ‘me gusta’ de esa cuenta en concreto.