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De las contracturas al dolor en los genitales: estas son las lesiones más comunes durante el sexo

Retozar, abrazar, rodar de costado, sostenerse con los brazos y empujar, apretar las piernas… no estamos describiendo el proceso horrible que sigues cada vez que te toca hacer la declaración de la renta o tienes que hablar con tu ex, sino las distintas contorsiones que todos ejecutamos cuando practicamos sexo. Poca broma. 

A fuerza de intentar distintos movimientos y posturas sexuales en el éxtasis amoroso, sobre todo si hablamos de las más novedosas, las que no has probado nunca y requieren de cierto tono físico, podemos lesionarnos. 

Si no venimos al tema lo bastante entrenados o hacemos un mal movimiento, es posible que oigas un crack, y en lugar de aullar de placer, grites llamando a un médico (sorpresa, en tu casa no hay ninguno viviendo debajo del fregadero). Para tu tranquilidad, no eres la única persona a la que le ha pasado. Lo de la lesión, me refiero; si de verdad conoces a alguien que tenga a un médico viviendo debajo del fregadero, llama a la policía.

En fin, a lo que íbamos. Estas son algunas de las lesiones más comunes durante el sexo

Hematomas

Un mordisquillo pícaro, un ¡ay! placentero, la risa floja de ambos que calienta motores para lo que viene después. De acuerdo, el sexo ha sido memorable, el orgasmo, de los que no se olvidan. Qué pena que a la mañana siguiente hayas tenido que taparte ese PEDAZO de chupetón que se te ha quedado después de que los mordisquitos se pasaran de rosca. 

Quien dice ñaco, “tengo marca” o “me has dejado un morado, dice hematoma, una prueba fehaciente de que el sexo fue movidito. Pellizcaste y fuiste pellizcadx con pasión, y tu cuerpo transparenta el resultado con esas marcas violáceas. No te quejes.

Fractura de pene

El pene es flexible hasta cierto punto. Dada cierta presión o angulación, puede romper sus límites, literalmente. Hay ciertas posturas de riesgo en las que es más fácil que se quiebre como una ramita. Afortunadamente, la rotura de pene es una de esas lesiones que carga con una mala prensa inmerecida. No es tan fácil que se dé, aunque cuando pasa, es muy doloroso y hay que buscar ayuda médica inmediatamente.

Como explican los expertos, se debe vendar el pene de inmediato y proporcionar al herido un analgésico con antiinflamatorio. Después, correr al urólogo para la cirugía.

Contracturas de espalda

Nos citaremos a nosotros mismos de otro artículo sobre distintos apocalipsis sexuales, fracturas y lesiones que no le deseamos ni a nuestro peor amante: “Proferir un rugido de animal selvático y hacer un triple tirabuzón inverso delante de él o ella, con la promesa de que vivirá un orgasmo memorable, puede salir fatal”.

Ese ‘fatal’ incluye las contracturas y las roturas de fibras musculares. Cervicales, lumbares, cuello, hombros… nombra una y seguro que se te ilumina la cara recordando. Es uno de esos males endémicos de quienes trabajan sentados o se lanzan a practicar sexo con un core débil o una flexibilidad que ha vivido tiempos mejores. Si no aprendes a hacer yoga por ti, hazlo por tu espalda.

Piramidal

Este músculo, que va del sacro hasta la cabeza del fémur, puede sufrir mucho durante las relaciones sexuales. De hecho, la lesión de piramidal es más frecuente en mujeres, ya que son ellas las que mantienen las piernas abiertas durante más tiempo durante el sexo.

Dolores de mandíbula

Otro de los males físicos más comunes durante el sexo son los dolores de mandíbula derivados de un prolongado uso de la boca (y las cervicales, que también tienen su papel en la tensión acumulada en la zona).

Reconócelo: cuando practicaste esa felación o ese cunnilingus no tenías la lengua lo bastante entrenada y la postura en sí no era la mejor. Hubo algunas risas, claro, pero te pasaste demasiado tiempo con la caidita de pestañas mientras formabas un piquito extraño con la lengua. Parecías un cocodrilo pidiendo que lo adopten.