El saber no ocupa lugar y en el caso del sexo, además puede proporcionar un placer añadido. Conocer las partes del cuerpo que, por su alta sensibilidad, pueden aumentar la excitación sexual puede hacer que la experiencia resulte más satisfactoria, lo que no hay duda que es un gran resultado.
Esto es precisamente lo que son las zonas erógenas, puntos que, por la gran cantidad de terminaciones nerviosas que reúnen, provocan placer al ser estimuladas. Lejos de lo que se suele pensar, estas no se limitan a los órganos sexuales; todo el cuerpo entra en juego cuando hablamos de sexo.
Cada persona es diferente y responde distinto ante la estimulación de estas zonas, algunas resultarán más gratificantes que otras. Por eso no es mala idea explorarlas todas, descubriendo las sensaciones que su estímulo genera y qué es lo que para cada persona resulta más placentero.
Existen numerosas zonas erógenas y se las suele clasificar en tres grupos diferentes. En el primero de ellos se reúnen las zonas primarias, que son las que conducen al orgasmo al ser estimuladas; las zonas secundarias conducen a la excitación de las zonas primarias. El tercero de estos grupos es el que reúne las zonas potenciales, que se reparten por todo el cuerpo y tienes diferentes grados de sensibilidad.
En el sexo, todo el cuerpo es importante, pero conociendo estos siete puntos clave, seguro que resulta mucho más sencillo tener una vida sexual de diez.
Tocar, acariciar y recorrer estas zonas puede ser esencial para conseguir una mejor vida sexual, tanto en compañía como en soledad. El autoconocimiento continúa siendo una asignatura pendiente para la mayoría de las personas, pero por suerte, cada vez se es más consciente de la importancia de conocer el propio cuerpo para poder disfrutar plenamente del placer. Conocer estos puntos puede ser clave para aumentar la satisfacción sexual de manera individual y también en pareja. La comunicación es clava para disfrutar plenamente del sexo.