El clítoris es un órgano con miles de terminaciones nerviosas -más de 8.000- encargadas, sobre todo, en generar placer. Los hay de diversos tamaños y formas, tantos como cuerpos existen, pero es cierto que existen casos en los que su forma puede salirse de lo 'normal'. Estamos hablando de la hipertrofia del clítoris o clitoromegalia, que se da cuando este órgano tiene un tamaño demasiado grande. Esto no implica patología o dolencia, pero si puede suponer un problema estético que merme la autoestima de quien lo padece. En estos casos hay solución: una operación denominada clitoroplastia, que buscará reducir su tamaño.
La clitoromegalia es la hipertrofia del clítoris y se produce cuando el clítoris presenta un tamaño demasiado grande, similar al de un quiste, que impacta en la estética del órgano. Además, en algunas ocasiones, puede afectar a su funcionalidad y dificultar la práctica sexual, e incluso puede producir hipersensibilidad y un roce excesivo en la zona.
Normalmente el clítoris tiene un tamaño de entre unos 15 y unos 23 milímetros, y es en caso de que mida más cuando podemos estar hablando de una clitoromegalia. Esta 'dolencia' no lo es tal par muchas mujeres que la padecen y que afirman que no sienten dolor durante sus relaciones sexuales, pero sí les puede suponer una molestia estética que afecte a su autoestima.
Como diagnóstico estaría incluida dentro de las "malformaciones congénitas de los órganos genitales femeninos", pero hay que dejar claro que el tamaño del clítoris en sí mismo no es indicativo de ninguna patología ni anormalidad más allá de lo que, por motivos estéticos, pueda causar en quien lo padece.
Este hecho puede estar causado por distintas causas hormonales y, también, no hormonales. Entre las hormonales, nos encontramos con las endocrinopatías, tumores virilizantes y la exposición exógena a andrógenos. Entre las no hormonales, la clitoromegalia puede producirse por la ingesta de anabólicos o por un traumatismo post-parto.
La mayoría de quistes en el clítoris suelen irse con el tiempo y suele ser muy extraño que se presenten. Por eso, lo mejor será consultarlo siempre con un profesional. En casos diagnosticados de clitoromegalia, lo más recomendable será someterse a una cirugía de reducción de clítoris o clitoroplastia.
En esta operación, que siempre deberá ser realizada por un profesional especialista con la cualificación adecuada, se intentará disminuir el tamaño del prepucio que rodea al clítoris bajo con una anestesia local y bajo sedación.
Después de la cirugía, el especialista te recomendará que estés algunos días de reposo, evitando grandes esfuerzos. Eso sí, será normal que, durante este tiempo, sientas algún tipo de molestia e, incluso, que la piel se inflame. Si sucede, no hay que alarmarse, ya que es algo que deberá ir disminuyéndose con el tiempo.
Respecto a cuándo reanudar la actividad sexual, lo mejor será hacerlo cuando ya haya pasado un mes de la cirugía. Además, deberás haber recuperado ya la sensibilidad y, sobre todo, no notar ningún tipo de dolor. Si esto ocurre, lo mejor será volver a acudir al especialista.