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Viajar en furgoneta camperizada es una pasada, pero hay un par de cosas que saber antes

  • Viajar en furgoneta camperizada no es tan idílico como puede parecer

  • Hay muchos pros y contras que sopesar antes de lanzarlos a la aventura

¡Mira eso! Peña viajando en una furgoneta, durmiendo frente a las playas más bonitas, recorriendo los paisajes más increíbles y recogiendo unas fotos monísimas para Instagram. Reconozcámoslo: a todos nos ha hecho tilín la idea de viajar en una furgoneta alguna vez. Parece una de las formas más fáciles de viajar: vas a tu bola, con quien quieres y disfrutas del trayecto. ¿Qué más se puede pedir?

Lo cierto es que viajar en una furgoneta camperizada no es tan ideal como parece: faltan comodidades y, si viajas con gente, no tienes tanto espacio como para dejar de verles la cara si te mosqueas con ellos. Así que en Yasss, con vistas a este verano, hemos hecho una lista de cosas a tener en cuenta antes y después de camperizar tu furgoneta.

¡Usa lo que tengas!

Este tipo de viajes tiene adeptos en todas partes. No hay término medio: o lo amas o lo odias, y solo después de probarlo puedes ponerte de un lado y otro. ¿Quieres dar el paso y ver si te conviertes en un loco o en un hater de los viajes en furgo? Bien, pues nuestro primer consejo es que, si no tienes furgoneta, no te vuelvas loco. Es un desembolso de dinero bestial y no merece la pena: los que saben de esto recomiendan usar lo que tengas a mano.

¿Tienes una furgoneta? Genial, monta un colchón en la parte trasera, coge comida y todo lo que puedas necesitar y pírate un par de días, a ver cómo reaccionas. Pero, si no tienes furgo, no te desesperes y prueba con tu coche. Si no es muy grande, vete solo o con alguien a quien puedas convencer, pero nunca más de dos personas. Id a la aventura y dormir en los propios asientos, estirándolos.

Lo ideal es pasar alrededor de una semana, pero no todos tienen el tiempo suficiente, así que con cuatro días será suficiente para hacerte a la idea. Si os gusta la idea, la próxima vez podréis alquilar o pedir prestada una furgoneta, pero si no, vas a gastarte un dineral en un vehículo que no sabes si vas a querer utilizar más adelante.

¿Cuánto tiempo?

Los viajes en furgoneta suelen ser largos. La idea es que tengas que buscarte las castañas fuera. Vaya, que no pasa nada por no ducharse un día o llevarse comida para esas 24 horas, pero la idea de estos trayectos es verte en la necesidad de resolver ciertas incomodidades, como usar baños, dónde ducharte o en qué lugares puedes parar para dormir.

Estos viajes necesitan planificación: ir a la aventura puede resultar en un desembolso de dinero en gasolineras un poco criminal. Además, si no miras con antelación tus paradas, es fácil entrar en pánico. Durante el propio viaje surgirán problemas: ¿Dónde nos duchamos? ¿Qué es ese ruido que sale del capó? ¡No nos queda comida! Cúrate en salud y soluciona todo lo que esté en tu mano antes de salir.

Internet está lleno de foros de camperos, gente que hace de viajar en furgoneta un estilo de vida. Allí encontrarás los mejores sitios en los que asearte, comer y pernoctar. Porque, y esto es importante, no en todos los países te dejan acampar con una furgoneta. En España, por ejemplo, la actividad es legal, pero muchos sitios, como playas o parques naturales, prohíben pasar la noche en ellos y te juegas una multa interesante.

¿Dónde ir?

Hay tantas posibilidades para viajar como imagines. En España, las más famosas están en Andalucía, la costa catalana y la cornisa cantábrica, pero vivimos en un país con paisajes increíbles a los que podemos acceder en furgoneta, y todas las comunidades nos darán postales preciosas.

Si queremos cambiar de aires, Portugal es una opción buenísima. Su costa es preciosa, la vida no es cara y es un país relativamente acostumbrado a las furgonetas y autocaravanas. Una de las rutas más famosas es la de Fátima – Lisboa – Portugal, que te permitirá conocer los encantos de estos tres conocidísimos enclaves lusos, pero la costa sur también es una opción que no deja indiferente y el norte, en la frontera con Galicia, tiene multitud de pueblecitos que merece la pena conocer.

Más al norte, podemos cruzar los Pirineos y pasar unos días en los castillos del Loira, en Francia. Esta región es conocida por sus palacetes y torres, y está llena de viñedos y paisajes preciosos. Aunque las carreteras pueden ser más complicadas, Francia es un país muy acostumbrado a las autocaravanas, y no tendrás ningún problema para encontrar dónde ducharte, ir al baño o parar para dormir.