La esterilización de gatas es un proceso bastante común que se puede realizar a lo largo de casi toda la vida del animal. Con ello desaparece el celo y sus cambios hormonales, se reduce el riesgo de que tu mascota sufra tumores mamarios y tú te quedas más tranquilo cada vez que sale a la calle, ya que sabes que no volverá embarazada. Una gata puede dar a luz hasta tres veces en un año, y en cada parto traer tres o cuatro gatos al mundo. Muchas familias se desentienden de esos animales, que terminan en la calle.
Para evitar camadas no deseadas y preocupaciones, muchos cuidadores optan por esterilizar a la gata cuanto antes. En Yasss te contamos los beneficios que tiene esa práctica.
Los veterinarios recomiendan esterilizar a la gata cuando aún es joven, antes de su primer celo. Esto suele darse entre los cuatro y doce meses de vida de tu gato; en Affiinity explican que suele ocurrir cuando alcanza el 80% de su peso adulto, alrededor de los dos kilos y medio, y que es más habitual que una gata entre en celo cuando hay más horas de luz, en primavera.
La esterilización es un proceso sencillo que lleva a cabo el veterinario. Con él se reducen también los niveles hormonales, que pueden favorecer el crecimiento de tumores cancerosos. Así, el riesgo de que tu mascota contraiga cáncer mamario también es menor. No solo eso: se vuelven menos agresivos, lo que se traduce en una mejor convivencia entre vosotros y también con otros gatos, al menos durante el periodo de apareamiento. Si vives con más de un felino, es una decisión que te puede ahorrar más de un dolor de cabeza.
Eso no significa que la esterilización modifique la personalidad de la gata, solo limita determinados comportamientos. Después de la esterilización, el animal regresa enseguida a su estado de ánimo: volverá a ser la mascota que adoras en cuanto se recupere de la operación.
Cuando las gatas entran en celo, sus hormonas e instintos las lanzan a la calle a buscar pareja. Tratará de escaparse continuamente y se volverá muy agresiva cuando no lo consiga. Ahora bien, cuando lo consiga correrá todos los riesgos a los que un gato puede estar expuesto en la calle: coches, enfermedades… Al esterilizar a tu gato reducirás sus ganas de salir y no tendrán problemas en quedarse en casa si tienen todo lo que necesitan, incluso en época de celo.
Es imposible no darse cuenta de que tus gatos entran en celo, porque toda tu casa se convierte en un ring de combate: tu gato rocía todas tus paredes con pis, tu gata se vuelve hipersensible, cariñosa y agresiva a la vez… todo es un auténtico circo. Machos y hembras van por ahí marcando territorio con distintos fluidos; al esterilizarles, acabas con el problema. Al final, no tener que limpiar el pis de tu gato de las paredes varias veces al año, se agradece.
Plantéate si quieres hacerlo y consúltalo con tu veterinario, que te indicará cuál es la mejor edad para llevar a cabo este proceso. El procedimiento quirúrgico se lleva a cabo en su consulta, con anestesia general, y necesita de cuidados pre y postoperatorios. Normalmente son muy sencillos, como no darle a tu mascota nada de comer ni beber en la noche anterior a la cirugía.
En el caso de la esterilización, que es el proceso que se lleva a cabo con las hembras (a los machos se les castra), a las gatas se les realiza una incisión en la cavidad abdominal para retirar los ovarios. A veces también se retira el útero, y en ocasiones el veterinario decide observarla durante la noche; por lo general, volverás a tener a tu gata en casa al día siguiente.
Algunos gatos suben de peso después de ser esterilizados, por lo que debes asegurarte de que se mantiene activa y se alimenta correctamente. Pero no te preocupes, todo eso te lo dirá tu veterinario a su debido tiempo. La esterilización de una gata no es un proceso complicado, no requiere mucho tiempo y os ahorrará muchos problemas.