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Paciencia y poca agua: la importancia de saber bañar a un cachorro por primera vez

  • Los veterinarios no recomiendan lavar mucho a los perros, pero sí a los cachorros que acaban de llegar a casa.

  • Estos perretes llegan al hogar con miedo y desconfiados, poco dispuestos a que les bañes. Para que la ducha sea un éxito, en Yasss te traemos una breve guía con consejos y trucos.

Dos normas básicas de convivencia: a nadie le gusta que le recriminen que lleva mucho perfume (mucho menos si es su favorito, ¡a dónde vamos a llegar!), y a tus perros no les apetece que les quites su tan característico olor. De vez en cuando, una ducha es necesaria, pero los canes tienen sus propias herramientas para estar más limpitos y, por norma general, son perfectamente capaces de valerse por sí mismos. Ahora, si hablamos de un cachorro recién nacido, la cosa cambia.

Hasta que son capaces de valerse por sí mismos, los perretes más pequeños dependen de sus madres y cuidadores para entender el mundo. Si acabas de recibir uno, lo mejor que puedes hacer por él es darle de comer, montar una zona en la que pueda jugar, alimentarle y bañarle. Para ello necesitarás un poco de agua, mucha paciencia y estos trucos que te traemos en Yasss.

¿Qué vas a necesitar para el baño?

  • Un lavabo con el desagüe abierto para que el agua no se acumule y el cachorro no tenga miedo. La primera vez puedes optar por un barreño, pero será más engorroso.
  • Una manguera con rociador o una alcachofa de ducha, para mojar y aclarar el pelo del perro con suavidad.
  • Un champú apto para cachorros, con pH neutro y sin perfumes ni aromatizantes. Si no cuentas con él, puedes optar por un jabón neutro.
  • Juguetes que puedan meterse en el agua y le permitan distraerse, para que asocie el baño con algo agradable.
  • Una toalla para envolverle después. Si tienes un secador de pelo y quieres probarlo con él, adelante, pero quizás sea una odisea: puede que se asuste o que le irrites la piel más de la cuenta. Es importante que no pongas el aire caliente directamente sobre él, sino a una distancia mínima de 50 centímetros, y que no le pongas el aparato apuntando a la cara.
  • Si tu perrito tiene el pelo largo, seguramente necesites un peine para desenredarle el cabello. Si te cuesta mucho, puedes ayudarte de aceites naturales.

¿Cómo bañar a un cachorro?

Un perro pequeño todavía recuerda el olor y el calor de su madre, por lo que hay que tratarle con mucho cuidado y delicadeza. No le mires fijamente, extiende una mano y deja que sea él quien se te acerque a olisquear e identificarte, así como con el resto de los miembros de la casa y sus objetos. Pon objetos y alimentos que le hagan sentirse acogido; solo así se sentirá seguro.

Los veterinarios recomiendan darle el primer baño antes de los tres meses de vida. Escoge un momento en el que se haya acostumbrado a la familia, muéstrate contento y cariñoso y coloca un barreño en el patio o en la ducha. Llénalo con un poco de agua y, después, métele dentro del recipiente y deja que se acostumbre a las texturas y a la temperatura.

Péinale el cabello antes de que se le moje: será más fácil y menos agresivo. Para hacer espuma, en los primeros baños puedes usar jabones neutros en la piel de tu cachorro. Si no, en las tiendas de animales y en los veterinarios venden productos específicos para tu mascota; consulta con ellos qué le puede ir mejor a tu perro.

También puedes usar un paño humedecido con agua tibia para limpiar al animal. Con la ayuda del agua y una esponja suave, frota suavemente en el lomo, las patas y la barriga, evitando la zona de los ojos y los oídos. Enjuaga los restos de espuma con agua tibia y evita mojarle la cara: si la tiene muy sucia, puedes recorrerla con una toallita húmeda, como las que se usan en la piel de los bebés. En cuanto termine la ducha, envuélvele en una toalla y sécale con mucho cuidado y cariño. Si usas un secador, recuerda no usar aire muy caliente ni apuntar directamente a su cara.

Cuando hayas acabado, deja que tu perro descanse y dale un mordedor o un hueso, para que entienda que el baño ya ha terminado. Si es un día soleado y tiene todas las vacunas, podéis dar un paseo y jugar en el parque. Con el paso del tiempo, quizás hasta empecéis a disfrutar de esos momentos de limpieza compartida.

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