Los Chow Chow son unos perros monísimos: una raza originaria del norte de China peluda y con la cara redondita, muy sociable. Muchos estudios los consideran la referencia para los perros de Foo, esos guardianes de piedra que se ubican en los templos y palacios budistas y a los que se encomienda la protección del espacio y de sus fieles. En lo que respecta a su fisiología, tienen una peculiaridad que les distingue del resto de perros: si les abres la boca y tiras de su lengua, comprobarás que es de color azul.
Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Se trata de una respuesta a la alimentación que se les proporciona o es un rasgo determinado por su genética?
Si nunca has visto a un Chow Chow antes, quizás te alarmes al ver la lengua del perro de color azul. ¿Qué le está pasando? ¿Qué enfermedad tiene? Lo cierto es que ver una parte del cuerpo azul casi nunca es una buena noticia (cómo olvidar a Anasophia Robb saliendo de la Fábrica de chocolate de Charlie con la cara del color de un arándano), pero en el caso de los Chow Chow, lo alarmante sería que tuviesen la lengua rosada.
Esta raza de perros presenta ese color en el interior de la boca debido a la presencia de células pigmentarias que les proporcionan esa tonalidad. Parece que se trata de una cuestión genética; además de en la lengua, el color azul se expande también por las mucosas, los labios, las encías y el paladar. ¿El resultado? Una cavidad bucal entre el azul y el negro, siempre muy oscura.
Ahora bien, esta raza no nace ya con la lengua azulada, sino que comienza a desarrollarlo a partir de los dos o tres meses de vida. Le ocurre lo mismo a los Shar Pei, otra raza de perros muy antigua y cariñosa cuyo origen también parece estar en China.
Las pruebas y la investigación pueden decir una cosa, pero existen muchas teorías alejadas de las cuestiones genéticas que tratan de explicar por qué los Chow Chow tienen la lengua azul. Una de ellas asegura que este perro, guardián de los templos budistas, tuvo que sustituir a un monje enfermo en la tarea de buscar leña para calentar el centro. El problema es que el perrete solo encontró trozos de madera carbonizados y, al llevarlos con la boca, su lengua se tiñó para siempre.
Otra teoría asegura que el Chow Chow era un perro-dragón al que no le gustaba nada la noche. De hecho, era tal su aversión que en una ocasión trató de lamer el cielo para que se hiciese de día, provocando la ira de los dioses. Desde entonces y por culpa de aquel perrete, toda la raza está castigada y mantiene su lengua azul, para que siempre se sepa lo que hicieron.
Una tercera versión cuenta que el Chow Chow fue el encargado de acompañar a Buda mientras este pintaba el cielo de azul. Pero el perro no tuvo una mejor idea que lamer las gotas que caían de su pincel, dejando para siempre la impronta de su paseo durante la creación de la cúpula celeste.
En cualquier caso, los Chow Chow son mucho más que unos perretes con la lengua azul. Físicamente, recuerdan a un león en miniatura, pero su carácter dócil y leal, además de su buena relación con los humanos, les convierte en los perfectos perros guardianes.
Su precioso pelaje es uno de los rasgos más característicos de esta raza, pero también un aspecto que exige especial cuidado por parte de los dueños. Los expertos recomiendan cepillarlo casi a diario y llevarle a una peluquería canina cada mes o mes y medio.
En definitiva, la lengua azul es solo la punta del iceberg de una raza canina cariñosa, leal y con mucha historia a sus espaldas. Son animales muy especiales.