El perro de tu vecino te tiene hasta la coronilla. Su cantinela de ladridos empieza a las seis y media de la mañana, cuando su cuidador sale a trabajar, y no remite hasta las cuatro de la tarde, cuando regresa a casa. Eso sin hablar de cuando escucha a la televisión, el ruido de un motor o una aspiradora encendida, asustándole, y su voz retumba como un altavoz por toda la casa. Estás cansadísimo, pero no puedes hacer nada; con ojeras en los ojos y la almohada sobre la cabeza, te resignas a lo inevitable: los gatos maúllan, los pájaros pian y los perros ladran. Al menos, casi todos.
Tu vida sería un poquito más fácil si tu vecino hubiese optado por un perro en particular que no ladra; en su lugar, emite un sonido que recuerda un poco al canto tirolés. Se trata de la raza Basenji, un perro originario de Egipto que acabó en África Central como cazador de ratones. En Yasss te contamos todo sobre ellos.
El primer perro de esta raza se ubica en la actual República Democrática del Congo, aunque su primera visita al continente europeo data de finales del XIX, en Inglaterra. Desde ahí se extendió al resto de Europa y a Estados Unidos; en 1964, según la revista Muy Interesante, fue oficialmente reconocido como raza para la Federación Cinológica Internacional.
Aunque ha sido usado como perro de trabajo y caza, no es sencillo educarle en casa. Ese carácter independiente y serio la convierte en una raza poco propicia a los juegos con niños, aunque es un perro activo y afectuoso. No necesitan ejercicio intenso o frecuente, como otras razas, pero sí algunos paseos o estimulaciones para que no desarrollen comportamientos potencialmente agresivos o destructivos.
Su educación requiere paciencia y cierta experiencia, que siempre podremos delegar en un adiestrador canino. Los basenji son perros independientes e inteligentes, muy curiosos, sociables y leales a sus dueños. Si te gusta dar paseos, has tenido perros antes y no disfrutas particularmente con los mimos de las mascotas, plantéate añadir uno de estos animalillos a la familia.
Además de independientes y atléticos, son perros de rastreo y sabuesos. Su morfología y habilidad para el rastreo lo convierten en un terrible cazador de presas pequeñas, como los conejos o las ratas del Congo. Su principal rasgo, como decíamos al principio, es que se trata de canes que no ladran, sino que emiten una especie de aullido suave, parecido al canto tirolés. Esta incapacidad para ladrar se debe a su peculiar estructura de cuerdas vocales, más estrechas y superficiales. Su laringe también es distinta a la de otras razas de perros.
Otra peculiaridad es que pierden mucho menos pelo que otros canes y que las hembras solo tienen el celo una vez al año. Estos perros son pequeños: rara vez superan el medio metro y su peso suele oscilar entre los tres y los diez kilos. Sus colores suelen ser rojizos, negros o atigrados; sus andares, rápidos. La esperanza de vida de esta raza suele rondar los 12 años de vida.