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Gorilas, pangolines, pandas y mariposas monarca son algunos de los animales que pronto dejaremos de ver

  • • Los animales raros no lo tienen fácil para sobrevivir. Ya hay muchas especies que se encuentran al borde de la desaparición, y con el avance imparable del cambio climático, vendrán muchos más.

La Tierra y sus animales no son novatos en esto de verse a puntito de la extinción. Déjate de test y atiende. Los científicos alertan de que estamos al borde de entrar en la sexta extinción masiva. Ya hubo cinco grandes barridos de especies antes de la que está por venir, y no parece que la cosa vaya a mejorar con la acción del hombre en el entorno natural, letal y desproporcionada. La lista de agresiones a estas hermosuras de bichos es más larga que el prospecto de la vacuna de Pfizer: deforestación, división de sus hábitats, caza ilegal y tráfico o pérdida de alimento. Nombra una putada al reino animal y a estas especies (algunas de ellas bien aposentadas en nuestro imaginario) y seguro que ya se la hemos hecho.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza calcula que la pérdida de biodiversidad que vivimos es una de las más graves a la que nos hemos enfrentado. Aproximadamente, 5000 especies de animales desaparecerán en las próximas décadas, serán borrados, dejarán de existir en los registros. Casi un 10% corresponde a las aves, un 19% a los reptiles, 35% para los peces y un 26% para los anfibios.

¿Pero cuáles son? Hoy te hablamos de algunos de ellos.

Al borde de la extinción

Ajolote. A esta monería que parece de juguete y dan ganas de acunar en brazos lo están matando los fertilizantes y la contaminación de las aguas en las que viven. Son animales resistentes que pueden regenerar sus extremidades, huesos y órganos, pero a este paso, solo quedará de ellos el famoso cuento de Julio Cortázar, ‘Axolotl’. Los aztecas adoraban su carne, muy reconocible, de un color pálido y nuclear.

Mariposas monarca. Tiene un nombre sonoro de vieja narración de los hermanos Grimm, y eso sería lo único soñado en la ecuación del peligro al que se enfrenta esta especie. Los herbicidas están acabando con su alimento natural. Dentro de poco, el mundo dejará de contemplar sus espectaculares migraciones entre Canadá, Estados Unidos y México, donde cubren los árboles.

Osos polares. Los osos se adelgazan cuando desaparece el hielo en el que cazan a las focas, y pierden su grasa y su energía. Pese a lo poético de la imagen, un animal que crece y vive simbióticamente con su entorno y que depende del suelo que pisa para vivir, es eso lo que los está matando. Cada vez disponen de menos hielo sobre el que cazar.

Oso panda. Pese a las medidas de protección que tomó el gobierno chino en los 80, prohibiendo su caza, solo quedan 2000 ejemplares de osos panda en el mundo, y su alimento, el bambú, no vive precisamente el mejor momento. Ya se sabe lo que ocurre: si el cambio climático afecta severamente a la fuente de alimento de un animal, pronto lo pagarán los dos.

Lémures. Como ocurre con los osos, les sustentan los bosques de Magadascar, y solo queda un 11% de esta superficie forestal. Bastaría con que nos mantuviéramos alejados de su retiro en las frondas, pero es mucho pedir, el hombre es una alimaña codiciosa. Otro de sus primos hermanos, el lémur blanco, cae en las garras de los cazadores por su don superheroico: posee algo así como el grito más sonoro y poderoso de entre todos los primates del mundo.

Mandril. ¿Te imaginas un mundo sin monos de culo rojo que te arrojen tus propias heces mientras intentas hacerte amigo suyo y piensas que hablar con un extraterrestre es más sencillo? ¿Por qué me haces esto, mono de culo rojo? ¿Por qué no quieres ser mi amigo y conocer a mis padres? Mejor en libertad, a salvo, que bajo cuatro paredes de metacrilato. Mejor sin cazadores que los despellejen y les saquen la carne, uno de los motivos de su desaparición. Es un manjar en el oeste de África.

Buitres. En ciertas zonas del África, los cazadores están hartos de que los buitres avisen de su presencia, con su vuelo, a los guardias forestales, así que rocían a las presas a las que disparan con cianuro. Ese es uno de los motivos por los que la mitad de las especies de buitres del mundo corren peligro de desaparecer. Acuden a comer la carne de un animal que ha sido envenenado por los furtivos.

Chimpancé común. La carne del antropoide también es valiosa y se comercia bien entre cazadores desalmados, aunque no es el único tipo de muerte que persigue a esta especie a la que los humanos le hemos hecho de todo menos bueno: el tráfico y comercio ilegal y la deforestación y división de sus hábitats se llevan su parte. Son tan parecidos a nosotros que, de hecho, pueden morir de las mismas cosas que nosotros. Allá una infección de ébola, acá un poco de anthrax o una afección respiratoria.

El pangolín. A muchos les parecería lógico tenerle ojeriza al bicho que supuestamente trajo el coronavirus bajo nuestras faldas, pero el animal ya tiene bastante con lo suyo. Mueren ejemplares a miles a raíz del tráfico ilegal en países asiáticos. Es un animal dulce y miedoso que se enroca en su armadura de queratina y que puede llevarse en el bolso, o eso deben de pensar quienes lo compran ilegalmente. De las cuatro especies de pangolín, dos han llegado a un punto crítico y es de esperar que, en poco tiempo, ya no existan.

Nos dejamos muchas especies interesantes, por supuesto: ángeles del mar, pico zapatos, tigres, gaviales indios, grullas linces ibéricos, monos narigudos, grullas de corona roja, antílopes. El hombre no conoce límites para quemar su casa desde los cimientos, y pronto lo pagaremos.