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Colaborador de Rusowsky o Dellafuente: así es Ralphie Choo, el músico urbano del que es fan Rosalía

“Marciano”, “Revolucionario”, “Difícil de clasificar”, “Adictivo”, todos estos calificativos sirven y no sirven (por su escaso recorrido y por quedarse cortos) para definir a Ralphie Choo.

El nombre quizás te suene de algo, pues ha sido la revelación musical de este año y promete dar mucho que hablar en los venideros con su propuesta formal: música cálida y sin género, minimalismo pop que llena el corazón con ritmos que mutan y se ensamblan desde un no-lugar. Bebe a conciencia de todos esos sonidos urbanos que resultan adictivos para el que entra en su estilo.

Si aún no lo conoces, quédate con lo que dicen algunos usuarios de Twitter de este músico que lleva desde 2019 dominando la escena de la música alternativa. “De repente te estás emocionando y no sabes ni por qué”.

Quién es Ralphie Choo

Es difícil no sentirse atrapado por algunas de las opiniones o fervores que Choo ha ido generando desde su primer sencillo. “Una cosa muy difícil que le sale es emocionar desde sitios así raros y medio marcianos que en principio no existen en tu cabeza, ni en tu memoria, ni en ningún sitio”, dice un usuario de Twitter.

El nombre real de este madrileño de solo 22 años es Juan Casado. Gusta entre la generación Z pero también entre los millennial, grupo generacional del que que brotó la referencia principal a la que le debe su nombre de guerra artístico: Los Simpson. Choo escogió su apodo en honor a Ralph Wiggum su gran acto de amor romántico, concretamente, la postal de San Valentín que le regaló a Lisa, en la que rezaba: “I choo-choo-choose you”. Para él, Ralph es “un ser de luz”. Olfato no le falta. La declaración de amor a Lisa es uno de los momentos más cómicos y tiernos de la serie.

Como tantas vocaciones que toman desvíos, una cosa es la carrera académica y otra la pasión elegida. Empezó a estudiar la carrera de Ingeniería Química, pero nunca llegó a terminarla. En medio del camino se cruzó la música y la obsesión por la corriente del Lo-Fi estadounidense, punto de partida con el que fue experimentando para alcanzar otros sonidos que escapaban de la jaula de los géneros. Desde que empezó le encantaron los beats, explica en Neo2. “Un día me animé a cantar. A algunos les parecía de risa y otros me apoyaban. La evolución ha sido fruto de echarle horas”.

El madrileño no es ningún recién llegado a la escena musical. Lleva publicando música desde 2019. Primero algunos sencillos que celebraron medios como Billboard o Pitchfork (‘Town Boyz’, ‘Cari’, ‘Dolores’); después, con algunas sesiones la ultraconocida plataforma Colors, que distribuye la misma empresa encargada de los Tiny Desk Concert.

Su primer disco

2023 ha sido un punto de inflexión en la carrera de este cantante camaleónico que permuta el minimalismo hacia distintas influencias. El pasado septiembre publicó Supernova, un primer disco que ya ha suscitado la atención de multitud de críticos especializados y le ha merecido unos cuantos elogios entre quienes valoran esta propuesta, siempre en la frontera de los géneros y las tendencias. Música urbana que no (solo) lo parece y luce orgullosa una estirpe nueva.

El disco muerde con varios dientes: flamenco a las palmas, piano, sintetizadores, autotune, arp, corrientes de afrobeat y un aire a otros próceres. Es imposible no emparentarlo y cruzarlo con Sen Serra, la aspereza informal de C Tangana, la temperatura cálida de Dellafuente, con quien ha colaborado en el tema ‘Lágrimas pa otro día’, o la mixtura libérrima de la propia Rosalía, otra artista que se basta y se sobra para ser su propio género.

“Dentro del panorama del pop en español –actualmente sobresaturado con reggaetón clásico– esta extraña confluencia de pasado y presente es un bienvenido respiro”, explica la crítica musical Isabelia Herrera. Esa misma crítica aporta una imagen para definir todavía mejor al madrileño. “Es un gato travieso que empuja un vaso en la mesa”.