Nadie le discute ya a Peso Pluma el ser una de las figuras prominentes de la música mexicana y uno de los cantantes cuya fama más ha crecido en los últimos años.
El ascenso de Hassan Emilio Kabande Laija hacia los altares de la música urbana ha sido tan rápido que pocos dudan ya de su destino. Poco a poco, a base de tesón, esfuerzo y talento descomunal, se está convirtiendo en uno de los grandes renovadores del reggaetón. Ha sido un camino largo donde no hay ni rastro de oportunismo, como así demuestran las declaraciones en las que explica que escribe desde los 14 años. “Yo escribía cómo me sentía, escribía un diario. Ya después me di cuenta que hasta rimaba, que las cosas que decía no eran cosas que gente de mi edad pudiera hacer tan fácil. Se me hizo fácil el componer”.
Parte se lo debe a su olfato para remezclar con maestría corrientes propias de la música popular mexicana y los narcocorridos con lo último en electrónica y trap; una poética personal que lo ha llevado a componer éxitos como ‘Ella baila sola’, uno de sus grandes hits, con un número de escuchas brutal en las principales plataformas de streaming.
Su vida privada también es foco de interés para su comunidad de seguidores, que quieren saber hasta los más mínimos detalles de su biografía, futura y… pasada.
¿Cómo era antes de ser famoso?
El cantante, que solo tiene 23 años y ya se mueve en las grandes ligas de la música como un pez que conoce perfectamente el olor de la tendencia, causó cierto revuelo en redes hace unos meses, cuando publicó un tuit en el que muestra cómo era tiempo atrás, mucho antes de convertirse en ese ídolo de masas que es hoy. Lo tituló ‘El inicio de un sueño’, en referencia a sus comienzos y la vida que tenía antes de componer algunos de los éxitos que lo han llevado varias veces a liderar el ranking de escuchas en plataformas como Spotify.
Es cierto que, seguramente, los fans esperaban un video en lugar de una fotografía, pero al menos este gesto suyo nos ha permitido hacernos una idea de la imagen que lucía cuando la fama no había tocado a su puerta. En la foto, apenas un elemento central: un Peso Pluma jovencísimo, prácticamente un niño, armado con una guitarra y un micrófono y cantándole algo a una posible audiencia. Ni rastro de la ropa de lujo, el particular grillz en la dentadura y el peinado aplastado que luce ahora o toda la bisutería propia de los próceres del reggaetón y la música urbana, a saber: joyas extravagantes, coches de gran cilindrada de cientos de miles de dólares y una rutina facial y capilar que solo pueden pagar… ellos.
Por suerte para todos los que lo siguen, la de la guitarra no es la única fotografía que el cantante nacido en Zapopán le ha regalado a sus fans, ávidos de salseo como pequeños vampiros digitales. Pluma conoce el hambre de su audiencia. Sabe que cualquier fotografía que publique recibirá instantáneamente miles de likes, como de hecho sucedió con otra instantánea. En ella podemos verlo todavía más joven con el pelo pincho, propio un Bart Simpson travieso a punto de hacer alguna trastada.
“Desde pequeño con esa sonrisa roba corazones, “el más tierno” fueron algunos de los halagos que se llevó de su comunidad, siempre atenta a las novedades en su carrera.