Esta semana gran parte de la población española ha podido pisar de nuevo las terracitas para airearse y empezar su adaptación a la 'nueva normalidad' de la desescalada. La primera parada para muchos (aproximadamente un 51% de los españoles entraron en la fase 1 el pasado lunes) ha sido la vuelta a los bares y, en concreto, a esas reuniones con amigos en terrazas al aire libre.
Tantas eran las ganas de sentarnos para tomar una caña y compartir historias de cuarentena con los nuestros, que muchos no han tardado el olvidar las medidas de seguridad. ¿Qué ha pasado entonces? Que hemos tropezado con locales con multitud de personas, terrazas desbordadas y un ambientazo que se está empezando a resolver con cierres de locales y a golpe de sanción.
Preocupa (y mucho) que por esta euforia de entrar en la fase 1 se pueda retroceder lo avanzado y se vuelva a estar confinados porque no hay que olvidar que el virus sigue fuera y que la distancia social sigue siendo el mejor remedio para tenerlo controlado. Es por ello que en la localidad alemana de Schwerin han dejado claro que en el El Café Rothe se cumple lo de estar dos metros separados con una medida que ha vuelto a todos locos.
En esta terracita alemana a uno le corresponde una silla y también un gorro muy peculiar que algunos ya han bautizado como 'el gorrocóptero' de Doraemon porque de él salen unos churros de gomaespuma que sirven como medición para garantizar que se cumplen las distancias entre los que se sientan.
La foto que fue publicada en la cuenta de Facebook del café se ha compartido más de 800 veces y acumula más de 200 comentarios porque nadie se ha resistido a hacer la broma. Desde que esto es 'Amanece que no es poco' hasta que la nueva prueba que nos toca pasar ahora es "café y humillación por 2,50 euros". Algunos hasta han bromeado con que mejor que no llueva porque sino "tendrán que mojar el churro", pero lo cierto es que esta ingeniería alemana resulta efectiva para tener las distancias controladas.
Y es que con las medidas de seguridad no se juega, eso bien se sabe en Italia que ha sido fuertemente golpeada por el coronavirus. En su caso a los ciudadanos se les obliga a guardar un metro mínimo de distancia de seguridad y como eso a ojo no siempre es tan fácil de calcular (y más en la calle) un italiano al estilo churros de gomaespuma ha decidido marcarse un invento para asegurarse de que cumple con los metros reglamentarios.
Decidido a crear su propio margen de seguridad, un italiano se ha fabricado un dónut gigante de un metro de radio con el que mantenerse alejado de la gente y así cumplir los requisitos sanitarios. No todos los héroes usan capa. Los que piensan en los demás se arman con dónuts gigantes y otros con churros de natación.