Fernando Simón es médico y epidemiólogo, y desde el año 2012 ha estado al frente del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad. Pero nosotros le conocimos cuando se puso delante de la cámara como portavoz de este ministerio para informar de las novedades de la pandemia del coronavirus en España.
El pasado 14 de marzo el Gobierno declaró el estado de alarma para exigir el confinamiento de todos los españoles en sus hogares y reducir la expansión del coronavirus, que ya campaba a sus anchas por España infectando a todo el que pillase. Estábamos asustados, nunca habíamos vivido una situación así, y pensábamos que este tipo de pandemias solo ocurrían en las películas. Hasta al mismísimo Pedro Sánchez, el presidente más guapo que ha tenido este país, se le notaba en la cara cierta desmejora producida por la que se le venía encima. O sea, si tú te agobias con los exámenes finales, imagina liderar a un país ante una amenaza desconocida y letal.
Pedro salía por la tele muy serio, con un discurso muy medido y con cara de no haber dormido muy bien. Fernando era la cara amable, la de la persona que por supuesto que también se toma en serio la situación tan grave que estamos viviendo pero, por su manera de ser, vestir y trabajar, transmitía una cercanía y una tranquilidad que nos fue encandilando.
Fernando Simón fue el que nos explicó la importancia de aplanar la curva para no colapsar los servicios sanitarios y evitar más muertes; también era el que nos comunicaba, a diario, las terribles novedades en el avance de la infección. Entonces, un día, desapareció, porque él también había sido infectado por el SARS-CoV-2. Catorce días después volvió, sano y salvo, y su reaparición fue recibida como un canto a la esperanza. Se convirtió, siempre sin pretenderlo, en la encarnación del "¡saldremos de esta!" que el país necesitaba.
Pablo Simón, que no tiene ningún parentesco con Fernando pero también recibe insultos en sus redes de quienes lo confunden con el científico, tiene una hipótesis sobre la evolución del fenómeno. Según explica Pablo, politólogo y profesor en la universidad Carlos III de Madrid, el primer componente a tener en cuenta es que "quien te está contando la crisis no es un político, es un científico. Es fácil decir que odias a todos los políticos, son figuras que generan afectos y desagrados a partes iguales, es más difícil decir que odias a un epidemiólogo".
Vale, es difícil odiar a un científico, pero de no odiarlo a "amarlo con locura" hay un largo camino. Reconozcámoslo: lo nuestro con Fernando no ha sido amor a primera vista. ¿Cómo hemos llegado a la pasión memera de amor desmedido? A través de la familiaridad y la costumbre: "él es un poco como el hombre del tiempo, sale todos los días por la tele y se convierte en un lugar común y compartido, un referente intergeneracional", explica Pablo.
Ahora que nuestro consumo audiovisual está más fraccionado que nunca, que tenemos más opciones en la tele y en las plataformas digitales para elegir qué ver según nuestros intereses personales, es más complicado que se generen esos referentes comunes a todo un país. Mientras unos se están flipando con 'Élite', otros siguen enganchados al universo de Harry Potter, y otros lo gozan volviéndose a ver 'Los Soprano' o siguen viendo 'Sálvame' cada tarde. Sin embargo, situaciones extraordinarias como la crisis que estamos viviendo han creado nuevos personajes que centran nuestra atención de manera excepcional: y Fernando Simón es uno de ellos.
Poco a poco se fue construyendo en torno a la figura de Fernando Simón una serie de apegos, hasta que, de repente, nuestro personaje más puro se politizó. Y, como hemos vivido la crisis del coronavirus en un contexto muy tenso, en este caso politizar significa desgarrar, tirar con fuerza de un lado y del otro a la vez hasta el extremo.
Cuando un presentador de televisión hizo un chiste sobre el aspecto de Fernando diciendo que "parece que duerme en el coche", España estalló: aquellos que le tenían cariño enfatizaron su amor, y aquellos que ya le tenían cierta manía vieron abierta la puerta hacia las críticas no constructivas y los insultos. Ese, para muchos, fue el punto de inflexión.
"El chiste del presentador genera una contrarreacción en la cual todo el mundo siente que tiene que posicionarse a favor o en contra", comenta Pablo Simón. "Esto genera que la figura del profesional se polarice, y mientras un sector de la población se burla de él, otro pasa a defenderlo".
Por su parte, Miguel Álvarez Peralta, profesor e investigador en la Universidad de Castilla-La Mancha, explica que esto se conoce como 'efecto underdog': "simpatizar con una persona que se percibe como injustamente apaleada", aunque también apunta a esas características especiales que tiene Fernando como comunicador y que ayudan a que empaticemos con él: "su tono de voz, la actitud, una presencia que no es la típica de un político".
Aquellos que quieren defenderlo usarán las herramientas que tienen a su disposición para hacerlo. Y las armas de los más jóvenes son los memes, los vídeos de TikTok y los filtros de Instagram. "Sobre todo, porque el campo de batalla de estas comunidades afectivas que odian o aman a Fernando Simón son las redes", recuerda Pablo, "todo sumado a que durante el confinamiento la gente tiene mucho tiempo libre".
Fernando se ha convertido en un icono pop adorado por un sector muy claro: millennials que se expresan a través de las redes sociales y con ideas políticas más cercanas a las izquierdas que a las derechas. Es curioso que un miembro de la clase política haya impactado en ellos, pues, según datos del CIS de 2019, solamente un 10.1% de chicos y chicas entre 15 y 29 años respondían que les interesaba "mucho" la política, y un 28.1% que les interesaba "bastante".
Christian Flores, autor de otros grandes éxitos como 'Velaske yo soi guapa' o 'En el tram piensa en Kant', compartió el pasado 5 de mayo un vídeo que recogía a la perfección el sentimiento común hacia Fernando Simón.
"Lo que más me gusta de Fernando Simón es que, a pesar de ser una persona que realiza un trabajo muy difícil sometida a una presión enorme, parece una persona normal", cuenta Christian Flores, autor del vídeo viral 'Fernando TKM' en Yasss.
"Fernando yo te quiero, siento cosas xti real, quiero dormirme acurrucado entre tus cejas y tu saber estar", dice esta canción que ha sabido expresar a la perfección aquello que muchos sienten, y por eso ha sido compartida ya más de 7.000 veces en Twitter y ha obtenido más de 97.000 reproducciones en Instagram.
"Creo que mucha gente piensa esto de Simón, y por eso el vídeo ha funcionado tan bien", comenta el autor. Está claro que nunca olvidaremos la crisis del coronavirus mientras vivamos. Ojalá, también, cuando seamos viejos y le contemos lo que estamos viviendo ahora a nuestros nietos, venga otra vez a nuestra memoria la cara de Fernando Simón rodeada de corazones.