Desde que el Ministro de Sanidad recomendase el lunes a los que vivimos en Madrid, y en España en general, teletrabajar y pasar más tiempo en casa como medida preventiva a la crisis del coronavirus, da la sensación de que algunas personas se han puesto un poco nerviosas y que se les ha ido un poco de las manos... Es cierto que nunca nos habíamos visto en una situación como esta, y es normal estar preocupados, pero hemos visto algunas cosas un poco exageradas.
Por ejemplo, hemos visto cómo las redes sociales se han inundado de cientos de fotos de supermercados llenos de gente con carros de la compra hasta reventar. ¿Por qué? ¿En qué momento se nos ha dicho que compremos reservas porque esto es el fin del mundo?
Iluso de mí, pensaba que el pollo, el arroz, la fruta o los vegetales serían los productos más reclamados ante un confinamiento en el que compaginar la rutina diaria desde casa y la típica maratón de Netflix, pero no.
La gente compraba numerosos paquetes de papel higiénico. Como para una boda o un regimiento. No lo podía creer, así que bajé a las cuatro tiendas que tengo justo debajo de mi casa en el centro de la capital y, efectivamente, ni rastro de la celulosa. Los ciudadanos querían "salvar su culo", literalmente y yo no era capaz de dar con la razón. Al menos en uno de ellos también habían arrasado con las pizzas, cosa que me tranquilizó. No estamos tan locos.
Insisto, ¿por qué tanta locura por el papel higiénico? ¿Acaso no tienen bidé en su casa? Lo pregunté en Twitter porque a mí me parecía de lo más lógico que, si un día no tenías papel, te dieras un agüita. Pero se rieron de mi ocurrencia: "eso ya no se lleva", "no he tenido en mi vida", "lo tengo en casa pero no lo uso" o "eso es de 1987" fueron algunas de las respuestas que más me impactaron. Sí, me dejaron sin habla porque, muy probablemente, el bidé es uno de los accesorios más importantes de mi casa (y no me tiembla el pulso cuando lo digo).
Evidentemente, yo sí compro papel higiénico en mi día a día y lo uso. Para mí el bidé no es un reemplazo sino un complemento más en mi higiene, pero si un día me quedase sin papel por una crisis como esta, no me moriría y tiraría de bidé.
De hecho, llegará el día en el que un médico les recomendará hacerse lavados de agua tibia para mejorar almorranas, fístulas o fisuras y solo los podrán hacer adecuada y cómodamente aquellas personas que aún conserven su bien más preciado: el bidé.
En definitiva, gracias por tanto. I ❤ bidé