Alguna vez te habrás preguntado o habréis comentado en alguna reunión grupal si los perros pueden tener piojos, o bien, si los has tenido tú y pasas mucho tiempo cabeza con cabeza con tu perro, habréis consultado si le puedes trasmitir los piojos tú al perro. La respuesta segura habrá sido que no, ya que pensamos que los perros no pueden tener piojos, porque las infestaciones parasitarias más comunes en los canes son las pulgas o las garrapatas, o ciertos mosquitos que aparecen en algunas épocas del año, como la primavera y el otoño. En cambio, esta idea es equivocada, los perros sí pueden tener piojos, pero no se trasmiten entre perros y humanos, y viceversa.
La constante observación y cuidado de los perros debe ser una responsabilidad que tienen que adquirir sí o sí los cuidadores de perros. Necesitan tener una rutina de cuidados periódica adecuada a su tipo de pelaje. Especialmente, es muy importante tener una limpieza rigurosa del pelo con un champú recomendado para su tipo de pelaje y de piel; un peinado frecuente, al menos semanal, con un cepillo también adaptado para su tipo de pelo; así como, una continua atención de la salud de su pelaje.
Hay veces que a los perros se le cae más el pelo, porque están en pleno cambio del pelaje, este aumento de la caída del pelo ocurre durante los cambios de estación. La primavera y el otoño son las estaciones en las que los perros suelen sufrir el cambio de pelo y pueden tener más picores, aunque, las temperaturas extremas del invierno o el verano también les pueden afectar, aumentando principalmente los picores. Las primeras veces que le ocurra al perro nos alertaremos, pero poco a poco, entenderemos que forma parte del ciclo del perro.
Cuando sí hay que preocuparse, es en el momento que observemos que el perro no puede parar de rascarse, lo hace con bastante intensidad, está siempre inquieto y presenta incluso síntomas de estrés o ansiedad. En estos casos, lo mejor es mirar con detenimiento entre su pelo para ver si encontramos algo anormal, como bichitos, caspa o irritaciones cutáneas. Una vez que hayamos encontrado la posible causa de los fuertes picores de nuestro perro, debemos acudir de inmediato al veterinario de confianza del perro, que le hará un diagnóstico completo y conseguirá dar con los motivos reales que provocan ese picor, para así, proporcionar al perro el tratamiento adecuado para la disminución y erradicación de la infestación que le provoque esos picores.
Todos los perros, sin importar su raza, tamaño o tipo de pelo tienen riesgo de tener piojos, pero se debe prestar especial atención a los cachorros, a los perros ancianos y a los perros que padezcan alguna enfermedad crónica y estén inmunodeprimidos. Los piojos provocan en los perros picores constantes, que les producen heridas, alopecia en algunas zonas del cuerpo del perro, añadido a un estado de malestar y aparente cansancio. No es algo difícil encontrar a los piojos entre el pelo de los perros, ya que tienen un tamaño suficientemente grande para ser percibido por el ojo humano.
Los piojos en los perros se albergan principalmente entre las axilas de las patas, debajo de la cola y entre las orejas y el cuello del perro. Los piojos son un tipo de parásito externo que se reproduce a partir de liendres, como sucede en las personas, por lo que sin su eliminación completa la infestación no cesará y los piojos seguirán naciendo y reproduciéndose en el perro. Los piojos en los perros actúan de dos formas, mordiendo o chupando la sangre del perro. Dependiendo de cómo actúen los piojos las consecuencias puede ser más o menos graves.
Los piojos producen en los perros la perdida de pelo en algunas zonas donde están alojados, además, de severas irritaciones que pueden convertirse en heridas, ya que los perros no pueden medir la forma de rascarse. Aunque los piojos en los perros provocan otras consecuencias que aparentemente no podemos ver a simple vista, como es la anemia. Los piojos chupan la sangre de los perros, por eso, se produce esta anemia y para los que están enfermos e inmunodeprimidos suponen un riesgo mayor.
El veterinario, tras hacer un examen exhaustivo del perro, nos pautará el tratamiento adecuado, a base de medicamentos y/o pomadas, para hacer desaparecer este problema de los piojos. Sin embargo, esto no será suficiente. Lo primero que hay que hacer es bañarle bien, aplicando un champú antiparásitos, centrándonos en el cuello, orejas, debajo de la cola y entre las patas. Debemos asegurarnos de que el secado es completo y el perro no se queda húmedo.
Una vez que el perro está adecuadamente bañado y seco, habrá que peinarle todo el pelo detenidamente con un cepillo especial para la retirada de pulgas o piojos. Nos debemos cerciorar de que hemos apartado y acabado con todas las liendres y piojos que nos encontremos durante el peinado, si se quedan vivas pueden volver a infestar nuevamente al perro. Para terminar, habrá que ponerle un collar antiparasitario recomendado para su tipo de pelo y aplicarle unas pipetas o un spray antiparasitarios por todo su cuerpo, excepto en la cara. Como en los humanos, el vinagre de manzana complementa a la supresión y la prevención de la presencia de los piojos en los perros, además de aliviar y curar el eczema provocado por los rascamientos.
Dependiendo de lo avanzados que estén los piojos en el pelo del perro, es más o menos recomendable hacer una limpieza efectiva por toda la casa, incluyendo, sofás, camas, sillas, alfombras y todas las zonas donde el perro suele pasar más horas. Sinceramente, que el perro con el que convivimos tenga piojos puede ser un drama mayor de lo que en principio puede parecer.
Evitar la aparición de este tipo de infestaciones parasitarias como los piojos, las pulgas o las garrapatas en los perros es algo bastante sencillo: se debe estar atento a las fechas en las que tiene que recibir la pastilla antiparasitaria recetada por el veterinario; usar un collar antiparasitario y cambiárselo si se moja mucho o a los meses que indique que pierde la efectividad; peinarse y cuidar su pelo con periódicamente y aplicarle líquidos antiparasitarios recomendados como las pipetas, el vinagre de manzana o la cidronela... ¡Un perrete sano, es un perrete feliz!