Estamos sufriendo ya las primeras olas de calor del verano 2020, superando en algunos puntos de España los 40º C. Para los perros, especialmente, los que por su naturaleza tienen un pelaje que les protege del frío, en el que solían vivir durante todo el año, sufren mucho más con estas temperaturas sofocantes –Husky Siberiano, San Bernardo, Samoyedo o Pastor Alemán-.
En principio, el perro si tiene mucho calor, estará menos activo, buscará las zonas más sombrías y frescas de la casa para descansar, así como, de vez en cuando se levantará y dará vueltas, mientras exhala fuertemente aire por la boca. Las primeras veces que vemos al perro haciendo esto, podemos pensar que se está asfixiando, literalmente, pero en realidad, no es así, tan solo está regulando su temperatura corporal.
Aunque, no hay que dejar de tener ciertos cuidados de hidratación y protección rigurosos en los meses más calurosos del año, para prevenir problemas un poco más graves para el perro, como puede ser un golpe de calor. Es conveniente que el perro disponga de agua limpia y fresca por toda la casa para que pueda beber cuando tenga sed. Hay que evitar que el bebedero o los bebederos estén expuestos al sol para que no se caliente el agua e ir cambiando esta agua frecuentemente a lo largo del día.
En algunos casos, se recomienda ubicar varios recipientes con agua repartidos por distintas zonas de la casa para que el perro tenga siempre asequible el agua. Algunas personas optan por meter hielo dentro del agua para el perro para que se mantenga fría y sea más refrescante, pero ¡ojo! con esta práctica hay que tener cuidado, si el agua está demasiado fría puede que el perro la rechace y no beba lo que necesita.
La constante hidratación de los perros es importantísima en los días que hace mucho calor, una falta de hidratación puede suponer que su estado emocional y físico esté bajo, su saliva sea más espesa de lo normal y no pueda regular bien su temperatura, pudiendo ocasionar una aceleración del ritmo cardíaco. Existen muchas formas para que el perro ingiera toda el agua que requiere su cuerpo para seguir tan saludable como en los meses menos cálidos.
Las personas también cambiamos muchos de nuestros hábitos invernales durante los meses de más calor: nos cortamos el pelo, llevamos ropa con mucha menos tela, tomamos comidas más ligeras y frescas, procuramos llevar con nosotros una botella de agua fresquita y tener siempre una en la nevera, o nos pasamos el día en el agua refrescándonos. Pues, en el caso de los perros, ocurre exactamente lo mismo, habrá que cambiar algunos de los sus hábitos para que pueda disfrutar el verano tanto como nosotros.
La mayoría de los perros se alimentan de piensos que son secos y no contienen mucha cantidad de agua. Si no queremos cambiar esta alimentación durante el verano a nuestros perros, podemos mantenerla, reduciendo la dosis que le damos habitualmente al perro y complementándola con otros alimentos que contengan más agua y les proporcionen una mayor hidratación en su ingesta.
La sandía, el pimiento verde o la fruta congelada en tacos de hielos no muy grandes ni muy pequeños, son alimentos aconsejables durante el verano para los perros, les refrescan cuando se lo están tomando y les proporciona la hidratación que necesitan para no estar fatigados.
Es muy importante que adaptes los paseos más largos a las horas en las que las temperaturas sean más bajas, es decir, en las primeras y las últimas horas del día, para que el perro pueda esparcirse y hacer el ejercicio que necesita para mantenerse en buena forma física.
No obstante, durante el día tienen que salir a la calle varias veces para hacer sus necesidades y más en verano que beben mucha más agua. Es preferible no hacer estos paseos cortos en las horas centrales del día, que es cuando más calor hace y el asfalto puede llegar a quemar las alfombrillas de sus pezuñas -así como si nosotros fuéramos descalzos por la calle-.
Durante estos paseos, más cortos o largos, como métodos de protección del calor, podemos mojarles un poco la cabeza, las patas, y la zona central del manto donde los perros suelen tener un poco más de pelo, o usar también la bandana refrescante, que es muy cómoda y útil para que sus paseos sean mucho más agradables. Llevar con nosotros siempre una botella transportable de agua adaptada para que pueda beber el perro es un must,
Otra consecuencia de las altas temperaturas en los perros es que no se encuentren tan a gusto como en invierno en sus camitas, y aunque estén un rato ahí, se levantarán como espantados buscando una zona más fresca en el suelo de la casa. En principio, no pasa nada, el perro está en el suelo más fresquito, y todo bien, pero si lo hace frecuentemente, y pasa todo el día tirado podremos observar, que en no mucho tiempo, algunas zonas de las patas tendrán menos pelo y les pueden aparecer heridas o rozaduras molestas.
Para intentar que esto suceda, podemos cambiar la camita del perro en verano por una manta refrescante que les proporciona frescor cuando están tumbados en el suelo de casa. Esta manta refrescante es nuestro mejor aliado para asegurarnos de que el perro no suda demasiado cuando está descansando apaciblemente.
El ejercicio físico sigue siendo muy importante y necesario, no porque sea verano y haga mucho calor tendremos que dar menos y breves paseos con el perro. El perro necesita la misma actividad que en invierno para estar saludable, y para ello, podemos recurrir a juegos en los que el agua sea la protagonista con juguetes rellenables de agua, globos de agua para perros o frisbees de agua, cualquier cosa que sea segura para el perro y que le haga pasar un buen rato disfrutando mientras se está refrescando e hidratándose.
Hay también piscinas para perros, que podemos poner en algunos lugares de la casa, para que el perro pueda sumergirse cuando le apetezca, aunque, puede ser que el perro tampoco sea muy amigo del agua, le podemos animar con algunos juguetes que flotan para que vayan entrando y le cojan el gusto.
Al fin y al cabo, los perretes son mamíferos muy parecidos a los humanos y sus necesidades esenciales no distan mucho las de las nuestras, por lo que, casi siempre podemos hacer con los perros lo mejor que haríamos para nosotros.