Educar a un perro no es una tarea sencilla y, dependiendo de cómo la ejecutes, el futuro será más o menos oscuro para los dos. Adiestrar, enseñar y entrenar a un perrete es esencial para la convivencia y la salud del animal, aunque exige unas cantidades de energía industriales.
Si esta es la primera vez que te enfrentas al adiestramiento de un perro, ten por seguro que se trata de una tarea muy reconfortante que os ayudará a afianzar el vínculo mascota-cuidador, pero también agotadora. Esas prácticas constituyen en gran medida el carácter del perro, y a veces no es sencillo hacerse cargo de tanta responsabilidad. Probablemente te acechen las dudas: ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Estoy siendo demasiado estricto?
Antes de seguir: tranquilo. No hay una sola forma de educar correctamente a un perro, sino que existen muchos métodos que se pueden poner en práctica con excelentes resultados. Ahora bien, en todas ellas es fundamental la educación en positivo. Muchos cuidadores optan por castigar y regañar a sus perros, casi como un impulso, sin darse cuenta de que el remedio puede ser peor que la enfermedad. Un estudio reciente de la Universidad de Oporto apunta a que todos los castigos tienen un impacto negativo. Hasta el más leve, como tirar de la correa o elevar la voz, estresa al animal, lo que provoca problemas de conducta en el medio y largo plazo. En comparación, es mejor entrenar al perrete con premios y mascotas, y mucho más efectivo con el paso de los meses.
Debemos ser conscientes, apuntan los expertos, de que los gritos y actitudes agresivas son una manera poco práctica de educar a un animal, y sin embargo no dejan de repetirse. Por eso, en Yasss hemos recopilado algunos de los errores más comunes a la hora de educar a un perro. Aquí van:
¿Tu perro tiene prohibido subirse a la cama, pero lo hace habitualmente? ¿Acaba de hacer pis en medio del salón? ¿Ha hurgado en los cajones de la cocina en busca de los snacks, y ahora tienes que limpiarlo todo? Quizás tu primera respuesta sea echarle la bronca, pero si han pasado horas desde que el animal la ha liado, tu regañina no solo será inservible, sino contraproducente. Ten en cuenta que el animal no entiende de tiempos; lo más probable es que nunca relacione tu enfado con lo que ha hecho antes, y solo se quede con que te has puesto agresivo por un motivo que no alcanza a comprender.
Sea cual sea el motivo de tu enfado, gritarle, usar la violencia o herramientas agresivas, como los collares eléctricos, nunca es una opción. Estas alternativas tan solo alargan una situación desagradable para él, le producen estrés y, en ocasiones, puede llegar a desarrollar miedos y fobias. Evita cualquier tipo de castigo, especialmente el físico, si quieres que el adiestramiento de tu perro sea efectivo.
Lo pillamos: has tenido un día largo, te duele la cabeza y no te hace ninguna gracia que tu perro empiece a gruñir y a ladrar como si no hubiese un mañana. Pero la realidad es que evitar o reducir su habilidad comunicativa, aunque no nos guste, solo es contraproducente. Si regañas a un perro molesto por explicitarlo con gruñidos, es probable que pase al siguiente nivel de malestar sin avisar, es decir, mordiscos. Por eso, lo mejor es que, cuando veamos a nuestro perro gruñir, tratemos de averiguar las razones por las que está molesto, para ponerles fin y calmarle cuanto antes.
Lo más importante es, ante todo, cuidar de nuestro perro y ser coherente con su educación. De nada vale echarle la bronca por subirse a la cama si, una noche que nos sintamos solos, vamos a animarle a tumbarse en el colchón y dormir con nosotros. Si buscamos una educación efectiva, hay que generar estabilidad y unas pautas fijas para el animal. Por eso, es importante que toda la familia siga las mismas, y evite regañar al perro tanto como sea posible. Con cariño, premios y buenas palabras, su adiestramiento será mucho más sencillo y duradero.