El perro es un animal muy parecido al ser humano. Se convirtió en nuestro mejor amigo al darse cuenta de que salía beneficiado al compartir formas de vida, como una alimentación parecida. De hecho, ¡hasta sueñan con las personas que más quieren! Hace milenios que los perros nos acompañan como mascotas y como fieles amigos que nunca nos defraudarán. Nosotros les devolvemos todo ese amor con mimos y cuidados, sobre todo cuando están enfermos.
Los síntomas de los perros para cualquier enfermedad suelen ser muy parecidos a los de cualquier persona, aunque también están determinados por distintos factores. Los más comunes para saber cuándo tu mascota está enferma es verla deprimida, triste e incluso con fiebre, es decir, un aumento de la temperatura corporal que indica que algo va mal dentro del organismo. Para aclarar todo esto hemos hablado con un experto: el veterinario Manuel Gutiérrez del Arroyo Aguirre, colegiado 2159 de la Comunidad de Madrid con más de 35 años de experiencia en su propia clínica veterinaria en Collado Villalba.
La fiebre funciona en perros y gatos igual que en los seres humanos. Se trata de un mecanismo de defensa que tiene el organismo de subir la temperatura frente a las infecciones para matar virus, bacterias o parásitos en sangre. En sí misma la fiebre no es peligrosa, debemos empezar a preocuparnos por nuestras mascotas cuando la actitud típica de estas cambia y hacen cosas raras, están con falta de apetito y sed, no tienen ganas de ir al baño o se muestran tristes y deprimidas, sin ganas de hacer nada.
La temperatura de un perro es superior a la de un ser humano, aunque varía en función del tamaño, según Manuel: "En las razas más pequeñas ronda los 38-39ºC de temperatura normal y en las más grandes se sitúan entre los 38,2ºC y los 38,5ºC. La fiebre peligrosa comienza entre los 39ºC y los 40ºC, como en los humanos". Si ves que tu perro está más caliente de lo habitual y presenta otros síntomas como cansancio, es hora de llevarlo al veterinario para que le tome la temperatura con un termómetro rectal. Es la única forma de saber si tu mascota tiene fiebre o no, ya que la frase de que "un perro con la nariz o la trufa caliente está enfermo" es falsa. La causa de que los perros tengan la nariz fría y húmeda está en las glándulas de los canales nasales de su organismo, las cuales secretan mucosidad y fluidos para mantener humedecida la parte externa de la nariz.
Para ello, Manuel asegura que lo más importante es que el veterinario tenga experiencia para ver el cuadro clínico completo: "A veces los animales presentan un aumento de temperatura en la clínica por el estrés que tienen de acudir al veterinario. Pero ese aumento no tiene importancia si no hay otros síntomas que lo acompañen". Entre otros síntomas se refiere a que en caso de problemas gastrointestinales, el perro podría tener vómitos -a veces con sangre- y diarreas profusas; si se trata de un problema de piel podría presentar picazón, rascado continuo o dermatitis; y si fuera respiratorio, toses". En cualquiera de los casos, cuando tu mascota tenga síntomas de estar enfermo, acude a tu veterinario para que pueda evaluar la situación y saber qué ha provocado la fiebre: una infección, un golpe de calor, una reacción a una vacuna, una ingestión tóxica o una enfermedad.
La fiebre de un perro debe tratarse siempre bajo la supervisión de un veterinario profesional. Dar medicinas a nuestras mascotas puede llegar a ser realmente peligroso tanto por la composición química del medicamento como por la dosis, según nos comenta Manuel: "Un paracetamol está totalmente contraindicado en los animales que no sudan, como los perros y los gatos".
Para cuidar la salud de nuestras mascotas lo mejor es que acudamos al veterinario para realizar revisiones anuales, llevar la cartilla de las vacunaciones al día (tanto obligatorias como recomendadas) y desparasitar trimestralmente. Es importante desparasitar el intestino de forma regular, sobre todo por nosotros mismos: "La desparasitación intestinal no mata bacterias, sino a parásitos multicelulares (gusanos), básicamente nematodos y cestodos (comúnmente llamados lombrices y tenias)".
Así que si notas a tu mascota bastante más triste de lo habitual, sin ganas de jugar y con algún síntoma que te indique que pueda estar enfermo, no dudes ni un segundo en llamar al veterinario y hacerle una visita para asegurar que todo va bien. Un experto en salud animal será la mejor ayuda que le podrás proporcionar a tu amigo canino para saber cómo curarlo.