Para que tenga un buen comportamiento cuando crezca, es fundamental educarle desde pequeño. Hablamos de las órdenes básicas como “siéntate”, “ven aquí” o “quieto”, pero también de acciones y habilidades tan importantes como esperar para cruzar la calle, hacer sus necesidades o no correr de más mientras salís a dar paseos, para que no se lesione. Luego están esas otras órdenes que, aunque no son tan importantes, también hacen mucha ilusión, como “gira”, “ponte de pie” o la gran estrella, “dame la patita”.
Estas órdenes no son de gran utilidad ni le salvan la vida, pero a los cuidadores les hace mucha ilusión y al perro le enseñan a ser más obediente, así que todos ganan. ¿Quieres conseguir que tu perro te de la pata? En Yasss te contamos cómo hacerlo.
Todos los perros pueden aprender a dar la patita, sean cachorros o adultos, así que respira tranquilo: da igual la edad de tu mascota, podrás conseguir que te de la patita. Ahora, necesitarás tiempo, cariño y mucha paciencia, porque no es un proceso rápido. Si bien es cierto que algunos perros aprenden más rápido que otros, su proceso es mucho más lento que el de otros animales, como los gatos. Nada que no solucione, en cualquier caso, pasar ratos juntos.
Intenta no frustrarte y trata de educarle en positivo. Lo mejor es asumir que vais a tardar tiempo en conseguirlo, pero que al final lo lograréis y será muy beneficioso para vuestro vínculo. Si lo prefieres, puedes planear un calendario con sesiones cortas de entrenamiento: tendrás que encontrar un sitio tranquilo, sin muchas distracciones y a ser posible al aire libre, y nunca más larga de 15 minutos. Lo ideal sería llevar a cabo estas prácticas en un espacio que le resulte agradable, pero que no tenga asociado a otras actividades, como los juegos o los espacios para hacer sus necesidades.
Pero, antes de seguir, ¿tu perro sabe responder a la orden de sentarse? Si no, será imposible que aprenda a darte la patita: es como intentar levantar la casa por el tejado. Si la respuesta es afirmativa, sigue leyendo; si no, no te queda otra que alargar el proceso y enseñarle a sentarse primero. Para ello, necesitarás un buen puñado de golosinas con las que reforzar su actitud. Llévale a ese espacio tranquilo y muéstrale los premios, para después guardar uno en tu puño, dejando que lo huela sin ofrecérselo.
Una vez tengas su atención, lanza la orden y avanza con el puño cerrado por encima del perro, como recorriendo una línea que va desde su hocico hasta su cola. Siguiendo ese recorrido, el perro se irá sentando; acompaña su aprendizaje con caricias, golosinas y palabras amables y repítelo tantas veces como sean necesarias, hasta que no necesites el premio y puedas incorporar la acción con una sola orden, “siéntate”. Una vez lo tengas, ¡ya puedes pasar al siguiente punto!
Lo primero es lo primero: antes de empezar, hay que escoger la palabra que asociaremos a la acción. La más común es ‘pata’, pero frente a gustos, no hay nada escrito; en cualquier caso, lo más importante es encontrar una entonación con la que te sientas cómodo, para repetirla todas las veces, y darle siempre la misma mano, para que no se confunda. Ya tendrás tiempo después de enseñarle, con el mismo procedimiento, a darte la otra patita.
Una vez tengas esto claro, pide a tu perro que se siente mientras le coges la pata y, simultáneamente, le dices la palabra que vas a asociar con la orden. Usa un tono agradable y dale la golosina inmediatamente después. Si puedes, opta por un premio que pueda dividirse, para que no aumente de peso durante el aprendizaje, y repite el ejercicio utilizando el mismo método, para que acabe haciendo la asociación.
Si después de algunas sesiones sigue sin enterarse de lo que está pasando, prueba con un método más visual. Coge un trozo de la golosina y deja que tu perro la olisquee, pero sin ofrecérsela; después, lleva la mano que tiene el premio hasta su hocico. Seguro que tu perro intenta abrir el puño con su patita, así que aprovecha el momento y abre la mano mientras repites la orden, dejando que coma el premio. Después, acaríciale y felicítale como refuerzo.
Repite las sesiones tantas veces como necesites y, poco a poco, deja de usar las golosinas (mantén el refuerzo de tu cariño, eso sí). Con el paso del tiempo, tu perro obedecerá sin que tengas que reforzar su comportamiento, y será muy positivo para los dos. Mientras, utiliza la imaginación y diviértete con tu mascota, ¡esos momentos compartidos también pueden ser muy entretenidos!