¿Acaso hay algo mejor que recorrer el mundo con tu perro? Viajar con tu mascota es una experiencia muy enriquecedora, con la que aprendes a ver los sitios de una forma totalmente distinta. Los canes son los mejores compañeros de viaje: te ayudan a conocer a más gente, te hacen sentir más seguro y te fuerzan a pasar más tiempo al aire libre. Si nunca habéis salido de vacaciones juntos, tampoco hace falta irse muy lejos: basta con iros un fin de semana a un destino cercano y probar cómo os va. ¿El problema? Que muchos perros se marean en el coche, lo que dificulta el trayecto y las primeras horas en el destino.
El 25% de los canes sufren mareos cuando se montan en un vehículo, según el blog especializado Mascoteros. Los cachorros suelen ser los más perjudicados, igual que ocurre con los bebés y los niños más pequeños, en gran parte debido a la inmadurez de sus sistemas auditivos. La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, tiene solución, pero es un problema a tener en cuenta antes de salir de viaje: en Yasss te ayudamos a identificar los síntomas y la mejor forma de enfrentarlos.
A ninguna mascota le encantan los cambios, si bien es cierto que los perros los llevan infinitamente mejor que los gatos. De hecho, los viajes en coche no suelen suponer un golpe tan grande para ellos como para nuestros mininos; las causas más habituales de mareo son las siguientes:
Algunos síntomas te ayudarán a identificar el problema antes de que sea más tarde. Un perro mareado con náuseas presentará desgana, signos de estrés o ansiedad, jadeos, agitación, salivación excesiva, cansancio, temblores o gemidos, y se quejará ladrando habitualmente. Si tu perro te lanza estas señales, lo más probable es que acabe vomitando en el coche. Para evitarlo, puedes parar en el arcén o la estación de servicio más cercana y dejarle que tome el aire. Evita bajarle del coche, porque si no, quizás no puedas volver a subirle.
Lo primero es conseguir que tu perro pierda el miedo al coche. Para ello, antes del viaje súbele al automóvil, pero mantenlo parado. Así, se acostumbrará a pasar tiempo dentro; puedes jugar con él cerca del vehículo y meter premios dentro, para que su percepción del coche mejore. Después, ve poco a poco: comienza arranco el motor, sin moverlo, y luego avanza con trayectos cortos. Puedes llevarle a sitios que le gusten, para que el perro compruebe que no pasa nada y se tranquilice.
Si aún así no consigues que se relaje, pide consejo a tu veterinario. Él o ella podrá recomendarte productos para evitar las náuseas y los vómitos. Además, antes de salir de viaje evita darle de comer o beber (en las dos horas anteriores, no todo el día; tampoco queremos que pase hambre) y paséale un ratito, para que haga sus necesidades. Durante el trayecto, mantén el vehículo bien ventilado y realiza paradas cada hora y media o cada dos horas, comprobando que el perro esté bien.
Recuerda que, por norma general, el animal debe ir en los asientos traseros, convenientemente sujeto con cinturones y arneses homologados para sus dimensiones. Junto a él puedes colocar una manta que le recuerde a casa y su juguete o peluche favorito; lo ideal sería que tuviese a alguien al lado, acariciándole, calmándole e hidratándole cuando fuese necesario. De esa forma, podrás estar más pendiente del trayecto y evitarás sobresaltos al volante.
En caso de que los mareos sean continuados o persistentes, vuelve al veterinario para que le haga una revisión y pueda darle ayuda médica. Hay tratamientos que ayudan a reducir los mareos e incluso los hacen desaparecer; lo más importante es que él pueda hacer su vida normal. A fin de cuentas, en muchas ocasiones los coches pertenecen a nuestra vida diaria, y si el perro sufre cuando monta en uno va a pasarlo mal asiduamente.
Poco a poco, los viajes serán más amenos para él y menos estresantes para los dos, y podréis descubrir sitios fantásticos juntos.