El olfato de los perretes es completamente diferente al nuestro. Mientras que los seres humanos, con seis millones de receptores olfativos, inhalamos una vez por segundo y medio, los caninos lo hacen de cinco a diez veces por segundo… con sus más de 300 millones de receptores. Cifras altísimas que les dan una vista olfativa del mundo, lo que les permite moverse e interpretar su entorno más eficazmente, aunque también les castiga con una sensibilidad mayor a todos los olores.
Ahora bien, no todos ellos les producen las mismas sensaciones: evidentemente, unos les gustan mucho más que otros. De entre los que integran este segundo grupo, hay una amplia lista que podemos encontrar en nuestro hogar, sin que a los humanos nos resulten particularmente desagradables. Sin embargo, para el perrete que convive con nosotros pueden convertirse en una auténtica pesadilla. Su sentido del olfato es fundamental a la hora de relacionarse. A grandes rasgos, estos animales tienen una comunicación química que emite y recibe señales de ese tipo: las llamadas feromonas, como explican desde Experto Animal.
Si quieres saber cuáles son estos olores tan desagradables como habituales en tu casa y ahorrarle malos ratos a tu mascota, sigue leyendo: en Yasss te traemos una lista con los más habituales.
Muchos productos de limpieza huelen a cítricos, una fragancia que alarga la sensación de higiene en nuestra casa durante horas y que ayuda a enmascarar el verdadero olor de los productos de limpieza. Eso sin contar las fragancias del hogar, los ambientadores para el coche o los propios limones, una fruta muy usada en la cocina y que a la mayoría de los humanos nos encanta.
Sin embargo, para nuestros compañeros caninos, esos olores pueden ser una auténtica pesadilla. Piensa que tú, con un olfato más bien normalito, ya hueles ese limón intensamente… así que imagínate la bofetada que ese ‘frescor’ supone para los canes; puede incluso irritar sus vías respiratorias. De hecho, algunas personas usan aceites con esa fragancia para evitar que los animales se acerquen a zonas concretas.
La lejía, el amoniaco, el cloro… los productos para la limpieza son altamente nocivos tanto para nuestras mascotas como para nosotros. Cuando los apliquemos, conviene hacerlo con las ventanas abiertas y comprobar que nuestras mascotas no los chupan o inhalan de forma directa, lo que puede irritar sus vías respiratorias y esófago. En general, conviene reducir el uso de cualquier tipo de producto con olores fuertes cuando los perretes están alrededor.
El ají o chile es un producto que contiene unos químicos naturales muy desagradables para el olfato de nuestros perros. De hecho, si lo hacen de forma directa, pueden llegar a irritar sus vías respiratorias; notarás que, de ser así, empezarán a toser y a estornudar con frecuencia. Evita siempre que se acerquen a estos alimentos, contraindicados para nuestras mascotas.
Ya sea una botella de ron o un spray de antiséptico, el del alcohol es un olor muy desagradable para nuestros animales. En caso de verles una herida, lo mejor es evitar aplicarles este producto sobre la piel y llevarles directamente al veterinario, para que nos recomiende la mejor forma de desinfectarles. Los cocktails y bebidas de alta graduación tampoco son santos de la devoción de nuestras mascotas, así que conviene tener las botellas cerradas y alejadas de sus hocicos.
A muchos humanos tampoco les gusta demasiado este olor, así que quizás no te sorprenda en absoluto saber que una fragancia tan fuerte como la que desprenden los esmaltes de uñas tampoco resulta nada agradable para nuestras mascotas. Los quitaesmaltes tampoco son su olor favorito en el mundo; si vas a hacerte la manicura, lo mejor será que lo hagas alejado de los canes.
Para los perros, el olor de otro animal es todo. Gracias a la fragancia natural de los demás, ellos entienden el contexto en el que se mueven y se relacionan en consecuencia; de hecho, algunos estudios apuntan a que los canes pueden identificar enfermedades por vía olfativa.
Por eso, entre otras cosas, les molestan tanto los perfumes que los humanos utilizamos tan a la ligera. A fin de cuentas, se trata de fragancias artificiales que les dificultan la identificación de sus cuidadores, al sustituir su olor corporal y enmascararlo.