Los mininos son una de las mascotas más independientes con las que puedes compartir casa. Además, son bastante protectores con su territorio: que si restregarse contra las cortinas, que si amasar los cojines de toda la casa, que si frotarse con todas las toallas para que huelan a él… quizás por eso, la transición hacia la cuarentena puede haber sido muy complicada: acostumbrado a no verte el pelo en todo el día, ahora tiene que convivir 24 horas contigo. Y aunque habrá algún gatete que disfrute con eso, puede que el tuyo se haya sentido muy invadido.
¿Le has notado inquieto, nervioso y con tendencia a aislarse contigo? Pueden ser signos de que tu gato se siente invadido. En Yasss te ayudamos a identificarlo y a ponerle remedio.
No solo tú has tenido que adaptarte a las nuevas normas del confinamiento, con el teletrabajo y los paseos por horas: tu gato, acostumbrado a hacer lo que le da la gana, también ha tenido que hacerse a la idea de que vas a pasar en casa todo el día. Una situación completamente nueva para la que no estaban preparados y que puede tener graves efectos en su salud.
Ya sabes que tu gato es un animal independiente (que no arisco) y, aunque se muestre cariñoso contigo, está acostumbrado a moverse sin darte explicaciones de nada. Además, suelen vivir solos y no son demasiado fans de los cambios: no es raro que haya sentido esta cuarentena como una invasión total de lo que considera suyo.
¿Cómo puedes saber si tu gato se siente invadido? Seguramente su comportamiento haya cambiado radicalmente desde que estás en casa. Inquietud, nervios e incluso agresividad, que pueden traducirse en bufidos y un lenguaje corporal más violento. Una de las formas más típicas de expresar esto es arañando todo, con lo que el felino trata de remarcar su territorio, o haciendo sus necesidades fuera de la bandeja.
Quizás opte por aislarse de ti. Si siente que le invades, no querrá que le acaricies ni juegues con él, y se irá a otro lado en el que no haya nadie. El estrés también se puede traducir en trastornos de la alimentación: si ves que pierde el apetito, come compulsivamente o empieza a vomitar de golpe, puedes empezar a tomar medidas.
Aunque tu primera opción sea ir a ‘hablar con él’, dándole tu cariño, la verdad es que no es la mejor solución para este problema. A tu gato le da igual que tus intenciones sean buenas, malas o regulares: él se siente invadido y es lo único que sabe.
Los mininos son animales de rutinas, y los cambios de golpe no les hacen ninguna gracia. Y aunque tú no tengas ninguna culpa de la pandemia, el confinamiento y toda esta historia de la cuarentena, en su realidad más cercana tú eres el animal que le está moviendo todos los horarios.
¿Cómo enfrentar esta situación? Para empezar, nada de forzarle ni acariciarle si no quiere: dale lo que pide, que no es otra cosa que espacio. Poco a poco, puedes ir acercándote a él, pero sin movimientos bruscos. Prueba a llamar su atención con un juguete que sepas que le encanta, y si no funciona, déjalo otra vez en su sitio para que él pueda usarlo. Mientras tanto, mantenle entretenido con rascadores y otros elementos.
Si cuando te acercas huye despavorido a otra sala de la casa, déjale estar allí. Respeta su soledad y sus refugios: deja que poco a poco vaya haciendo su propio espacio (siempre con márgenes, por supuesto: si tienes que entrar al baño y él ha elegido el lavabo como su nuevo sitio favorito de la casa, habrá que redirigirle a otra zona) hasta que vuelva a tener la situación bajo control.
Ve acercándote progresivamente, siempre con cariño y respetando sus distancias. Que vea que no eres una amenaza, si no el mismo de siempre: dedícale el tiempo que quiera compartir contigo, poco a poco. Es todo un ejercicio de paciencia, pero ya verás cómo al final las cosas vuelven a su curso, también entre vosotros. Y, si no es así, quizás lo mejor sea optar por un veterinario o un adiestrador, un poco más adelante.