Los gatos no entienden de cuarentena, de estado de alarma ni de fases de desescalada, por eso ellos entran y salen cuando consideran oportuno, sin dar explicaciones de dónde o con quién van. En ocasiones, como ya sucedía antes de todo esto, volverán con algún animal agonizante en sus garras: algún ratón, un ave pequeña, un insecto moribundo…
Esto es bastante habitual y, de hecho, habrás comprobado que tu gato se pone a la defensiva cuando tratas de quitárselo, enseñándote los dientes y las garras. Hará todo lo que haga falta por mantener su presa, y cuidado del que intente liberarlo.
Los gatos son animales curiosos, tanto por su carácter aventurero como por las preguntas que suscitan en sus dueños. Porque, a veces, los gatos no se conforman con ir llevar su trofeo a casa, sino que la ponen a los pies de sus cuidadores, como una especie de regalo sangriento. Se posan delante de ti, lo colocan a una altura a la que puedas verlo en el suelo y te miran fijamente, como diciendo “¡Mira lo que tengo!”. Y tú te quedas quietecito, le mantienes la mirada y no sabes si tu gato te está vacilando o si lo que busca es que le felicites y os lo comáis juntos.
Algunos veterinarios apuntan precisamente a eso, a que tu gato te trae animales para que tú los comas frescos, en ese momento. La conclusión más extendida es que la caza es un instinto felino que, pese a los más de 10.000 años de domesticación, no han perdido, tal y como explica el medio VIX. Digamos que tu gato, por más que vea las latas de comida de doscientas en doscientas, no conoce los conceptos de despensa y abastecimiento, así que mantiene su costumbre de cazar para llevarle las presas al gestor, al líder del grupo: tú.
¿Y por qué lo hace? Quizás porque pinta de cazador no tienes y se preocupa por ti, como lo hacen los gatos callejeros por sus crías. ¿Qué es una manera un poco gore de decirte que espabiles? Puede, pero los mininos no son animales particularmente sutiles. De esta forma, el gato comienza un entrenamiento en el que él es el profe de educación física y tú el alumno que nunca desgasta los pantalones de chándal: te ha pillado sin hacer nada, teme por tu salud y quiere mostrarte porqué es importante saber que aprendas a hacer lo que hace él.
Este hábito cambia según la raza del gato, pero también según sus genitales. Lo más habitual (precisamente por lo que comentábamos antes) es ver a gatas esterilizadas llevar animales muertos a casa. Digamos que, a falta de crías, esta es la única manera que tienen de compartir todos sus conocimientos sobre caza.
Al tratarse de un instinto, este comportamiento no se puede suprimir, aunque si regular periódicamente. En determinados gatos será más complicado que en otros, pero lo más importante es tratar de atajarlo desde el principio. Si empiezas a encontrar cadáveres de animales pequeños escondidos por casa o si comienza a mostrártelos como regalo, intenta redirigir su presa natural hacia otro lugar. Por ejemplo, el juego.
Ya sabemos que los gatos son animales curiosos, y aunque normalmente eso se traduzca en cortinas desgarradas y algún que otro arañazo, aquí puede que ese rasgo esté de nuestro lado. Tu felino, ya lo has visto, no puede resistirse a un juguete: a las plumas, los punteros láser, los juguetes en movimiento… todos son objetos que le estimulan y les obligan a poner su atención en ellos, abandonando la caza, al menos por un rato.
La idea es que, fomentando una vida casera para tu gato y jugando con él, el gato pueda encontrar dentro del hogar todo aquello por lo que tiene que ir a la calle. Si evitas que salga, tendrás menos posibilidades de acabar con animales muertos por toda la casa y, además, será mucho más complicado que acaba con una infestación parasitaria. Por eso, cuanto más tiempo pases con él, mejor.
De todas formas, no podemos reprimir esta conducta para siempre, ni tampoco debemos. Tu gato está haciendo algo que considera muy positivo para ti, de forma natural: compartiendo sus presas nos da una lección y nos demuestra que somos parte de su familia, que se preocupa por nosotros.