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¿Tengo un gato agresivo? Motivos por los que tu minino discute contigo y con otros gatitos

  • El comportamiento agresivo en gatos es algo habitual, aunque nunca es buena señal. Si tu gato pasa de la tranquilidad a la violencia sin previo aviso, conviene visitar cuanto antes a un especialista.

  • Hay muchos motivos que pueden llevar a que tu gato tenga ese comportamiento. En Yasss te contamos los más habituales.

¿Tu gato lleva unos días huyendo, atacándote o escondiéndose? ¿Cuándo ve a otros gatos, saca los dientes? Puede ocurrir que, del día a la mañana, tu mascota cambie su actitud y comience a relacionarse con otras personas y animales de una forma mucho más violenta, sin explicación aparente. A ese comportamiento alterado y violento se le conoce como una conducta agresiva, y puede manifestarse de maneras muy distintas: algunos animales bufan o enseñan los dientes, mientras que otros optan por el ataque frontal.

Evidentemente, las conductas agresivas de las mascotas nunca son buena señal. Por eso, es necesario analizar cada caso, descubrir las causas que producen la agresividad en el minino y actuar en consecuencia. Si tu gato está pasando por un momento violento, en Yasss te contamos cómo hacer frente a la situación.

¿Cuándo se puede decir que un gato es agresivo?

Un gato se considera agresivo cuando, pese a tener habitualmente un comportamiento tranquilo, empieza a tener actitudes amenazantes. Quizás termine atacando a otras personas o animales, pero no tiene por qué; lo más importante es adelantarse a estas situaciones más violentas, para evitar todo el daño que sea posible.

La agresividad del gato suele venir acompañada de ciertos gestos, con los que el gato muestra que se siente amenazado y espera a que el objeto de su potencial ataque se repliegue; si no, puede que ataque y alguien acabe herido. En ese sentido, es fácil que el animal adopte una postura tanto defensiva como atacante. En el caso de la primera, el gato suele mostrarlo de la siguiente forma:

  • Encoje su cuerpo.
  • Fija la vista en un punto y las pupilas se dilatan.
  • Aplasta las orejas contra la cabeza.
  • Gruñe.
  • La cola se enrosca.

Por el contrario, la actitud ofensiva se muestra así:

  • Su cuerpo y cola se alzan.
  • La postura es dominante.
  • Las orejas y el pelo se estiran y erizan.
  • ¿Por qué se ha vuelto agresivo mi gato?

Habitualmente, la agresividad se produce porque el gato siente dolor o una alteración en el organismo. Estos problemas pueden ser de lo más variado, y van desde las lesiones bucales hasta los tumores o algunas enfermedades víricas. Por eso, es fundamental que si identificas este comportamiento en tu gato le lleves a un veterinario, para que pueda realizarle un examen médico y generar un diagnóstico que permita tratarle.

Si el veterinario descarta estas causas, es entonces cuando podemos hablar de un problema en el que podemos intervenir, bien por nuestra cuenta o con ayuda de un etólogo. Desde la empresa especializada en cuidado de mascotas Affinity hablan de seis tipos de agresividad distintos que pueden afectar a nuestra mascota:

  • Agresividad por falta de socialización. Los primeros dos meses de vida de un gato son fundamentales para que este aprenda a relacionarse tanto con otros animales como con los humanos. Si durante ese tiempo no interactúa, es posible que se convierta en un gato adulto agresivo o miedoso.
  • Agresividad por miedo. Cuando el gato percibe una amenaza, se defiende: no hay más. En ocasiones, este comportamiento agresivo se dirige hacia una persona u otro animal, pero puede relacionarse con otras experiencias traumáticas pasadas.
  • Agresividad por juego. En ocasiones, explican desde Affinity, “la conducta de juego en los gatos puede incluir un comportamiento depredador”. Es habitual cuando los juegos se relacionan con la caza, por ejemplo; en esos casos, los gatos actúan de forma violenta y tienden a morder o arañar las manos de las personas con las que están jugando.
  • Agresividad redirigida. Es un problema bastante habitual. Se da cuando el gato recibe un estímulo agresivo, pero el objeto que lo provoca está fuera de su alcance, y el animal lo redirige hacia algo que sí tenga a mano, como otro gato o persona. Suele darse por situaciones estresantes para el felino, como un sonido de alta frecuencia, el tráfico o una persona desconocida.
  • Agresividad territorial. Si vives con un gato, sabrás que les encanta marcar las cortinas con sus uñas y los cojines con su olor. Son animales muy territoriales y, cuando sienten ese espacio amenazado, pueden resultar muy violentos.
  • Agresividad intrasexual. En épocas de celo, las peleas son algo habitual.

¿Cómo tratarlo?

Dependiendo de las causas de la agresividad en tu gato, así pondrá el veterinario en práctica un tratamiento u otro. En ocasiones, se recomiendan las terapias para modificar la conducta de un etólogo veterinario, pero en otros casos basta con cambiar el ambiente de tu gato o reducir los factores que producen su estrés.

Algunas patologías pueden necesitar tratamientos más agresivos, como la administración de fármacos o feromonas sintéticas, para reducir la ansiedad y relajarle, o una intervención castrante, especialmente indicada para casos de agresividad intrasexual. En cualquier caso, la decisión os corresponde a ti y a tu veterinario; mientras tanto, no incentives su juego violento ni premies sus comportamientos agresivos para tratar de calmarle. Y, desde luego, no le castigues físicamente; todo ello puede ser contraproducente.

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