La primavera y el otoño son dos estaciones determinantes para tu gato. No solo porque son la justificación perfecta para embutirles en chubasqueros de estrellas y trajecitos de entretiempo, sino porque con la alteración de las temperaturas se produce la caída de pelo, uno de los cambios anuales más importantes para tu mascota. A lo largo de esos meses, tu casa se convertirá en el suelo de una peluquería sin barrer: el sofá se llenará de pelillos finos y cortos, a la alfombra le crecerá una segunda capa y la colcha de tu cama te recordará a la melena del Rey León.
Es un proceso de lo más importante, ya que les prepara para las nuevas temperaturas: un pelaje muy tupido puede ser mortal en verano, tal y como uno ligero no pega ni con cola durante el invierno. Su cabello es señal de atractivo y les ayuda a relacionarse con los humanos y otros animales, mientras les protege de agentes externos y previene su exposición a las enfermedades. Vaya, que el pelo de tu minino dice mucho de su salud, y una mala muda puede ser peligrosa. Por eso, en Yasss te damos algunos consejos y tareas a hacer para que este proceso se desarrolle sin problemas.
La muda de pelo felina es un proceso natural y muy importante para la supervivencia del animal. A grandes rasgos, el gato elimina el pelo muerto y cambia el que no necesita por otro más adecuado para la época en la que está a punto de entrar. Esto le prepara para los cambios estacionales, temperaturas e incidencia del sol incluida, aunque no todos los gatos viven el proceso de la misma forma. Los que viven en interiores suelen tener una muda estable a lo largo del año, mientras que en los que pasan más tiempo fuera se da un proceso más agresivo.
¿Cuánto pelo suele mudar un gato en este proceso? Como todo, depende, y tampoco hay una cantidad que te sirva como referencia para establecer lo que es normal y lo que no. Normalmente, es un proceso que se repite con los años, por lo que tú mismo aprenderás, con el tiempo, qué es lo habitual en tu animal. Ahora bien, si compruebas que tu gato pierde mucho pelo (más de lo que solía, al menos) o si tiene irritaciones en la piel, no esperes mucho más y llévale al veterinario. Quizás ni siquiera sea un problema de la muda, sino que esté relacionado con la alimentación o una alergia, pero cuanto antes lo atajéis, mejor.
Aunque la caída del pelo sea un proceso normal, puede resultar muy incómodo tanto para tu gato como para ti. En ese sentido, hay algunas tareas que puedes llevar a cabo para minimizar el impacto, entre ellas las siguientes: