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No más excrementos fuera de la caja: guía básica para enseñar a tu gato a usar el arenero

  • Los gatos son animales muy limpios. Por norma general, la mayoría aprende a usar el arenero por instinto o imitación de la madre.

Tu sentido del pudor es mucho mayor que el de tu gato. Cuando tú vas al baño, cierras la puerta, echas el pestillo y rezas porque no haya nadie cerca de la puerta, pero él no lo siente como tú: por lo que a él respecta, si le miras mientras hace pis, mucho mejor. No solo eso: a veces, sobre todo cuando son más pequeños, les da lo mismo dónde y cuándo hacerlo. Si pueden hacer sus necesidades según les apetezca y en el sitio que pillen, ¿para qué van a hacer otra cosa?

Evidentemente, como su cuidador, que tu gato haga sus cosas en tu sofá te hace de todo menos gracia. A fin de cuentas, ¡para eso están los areneros! Y, si bien es cierto que muchos gatitos aprenden a usarlos antes de llegar a casa, por instinto o imitación de su madre, a otros les cuesta mucho acostumbrarse a utilizarlos. Si es el caso del minino que acabas de meter en tu familia, no te queda otra que enseñarle: en Yasss te damos los trucos y las claves para que controléis la situación.

¿Qué necesito para el adiestramiento?

La buena noticia es que no te costará mucho convencerle de usar el arenero, ya que los gatos son animales muy escrupulosos con la limpieza. Que no les guste pasar por el chorro de la ducha no significa que no se pasen el día lamiéndose las patas y quitándose la mugre del cuerpo; no te costará enseñarle un truco para ser todavía más limpio.

Lo más importante antes de empezar es contar con el arenero más adecuado para él, tanto en forma como en contenido. Busca una arena que se adecúe a tu ritmo de vida y a sus gustos, y haz lo propio con el arenero: si es muy grande o alto para él, quizás no se sienta cómodo utilizándolo. Colócalo en un espacio poco transitado, preferiblemente lejos de la comida y de la cama, pero también de aquellos espacios que él pueda tener ya asociados a otras actividades, como una zona de juegos o de descanso.

¿Cómo puedo empezar?

Si tu gato es un cachorrillo y estás dándole el biberón, es un momento ideal para empezar con el adiestramiento. Una vez le des de comer, colócale sobre el arenero y dale masajes circulares en la tripita, para que haga sus necesidades; poco a poco, él irá asociando una cosa con la otra, y para cuando pueda comer sólido no necesitará tu ayuda en absoluto.

Si te toca empezar de cero y con el minino un poco crecidito, evita las reprimendas y las regañinas y opta por un sistema basado en premios: el animal lo asimilará mejor y aprenderá muchísimo más rápido. Es mejor optar por felicitaciones o, en todo caso, reprimendas suaves, para que no vea el arenero como un lugar de castigo o incómodo. Puedes empezar colocando al gato en la arena y enseñándole con tus manos cómo escarbar, sin presionarle. Poco a poco, él lo hará con sus patitas.

Es probable que encuentres sus excrementos fuera del arenero; en ese caso, recógelos y ponlos sobre la caja de arena, para que él entienda dónde debe hacer sus necesidades la próxima vez. Si lo que ocurre es que no los entierra, tápalos tú con un poco de arena, para que así asimile que tiene que hacer lo mismo. Otra opción es llevarle al arenero si le pillas a punto de hacer pis o defecar. Aunque tendrás que repetir la operación varias veces, al cabo de los días él mismo empezará a ir al arenero.

Prémiale cada vez que haga sus necesidades en el arenero y mantén la caja higiénica, limpiándola cada vez que haga sus excrementos. Si en algún momento compruebas que se siente incómodo o rechaza la arena, da un paso atrás y retoma su aprendizaje con calma. Forzarle a hacer algo que no quiere puede convertir la caja de arena en un objeto de aversión, y entonces no quedará otra que recurrir a un etólogo para modificar su comportamiento.

¿Qué tipo de arena es la mejor?

Cuando montes el arenero, llena la bandeja con unos seis o siete centímetros de arena. Si todavía estás buscando cuál usar, recuerda que hay tres grandes tipos: las absorbentes, que recogen y desodorizan los fluidos, las aglomerantes, que se agrupan alrededor de las heces y la orina para favorecen su eliminación, y la biodegradable, hecha con elementos vegetales. Cada una tiene sus pros y sus contras relativos a la durabilidad, el precio y los materiales; escoge una con la que tú y tu gato os sintáis cómodos y no volverás a tener ningún problema con sus excrementos.

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