Los maullidos de un gato son una de sus principales formas de comunicación. ¿Tiene hambre y no encuentra alimento? Maúlla. ¿Necesita atención? Maúlla. ¿Se siente solo? Maullido al canto. El problema viene cuando no deja de maullar: te sientes como un padre primerizo, frustrado y sin saber qué quiere de ti ese bebé del que has decidido responsabilizarte.
Lo primero es calmarse y evitar el pánico: hay muchas razones que pueden provocar este comportamiento. El maullido es la forma sonora de comunicación de los gatos, y normalmente la usan con los humanos. Cuando un gato entra en casa, pasan unos meses antes de que descubras qué quiere decir con su cuerpo o forma de expresarse, y es probable que maúlle mucho para reclamar lo que sea que te está pidiendo y que tú, como no le entiendes, no le estás dando. Ten paciencia y verás como poco a poco os entenderéis mejor.
Hasta que llegue ese momento, en Yasss te traemos una lista de motivos por los que quizás tu gato no deja de maullar. Ten en cuenta que los gatos son animales nocturnos, que prefieren dormir por el día y cazar por la noche; el hecho de que lo haga a deshoras es terrible para tus ciclos de sueño, pero normal para ellos. En cualquier caso, cuanto antes los identifiques, antes podrás ponerle fin.
Los gatos tienen fama de ariscos y solitarios, pero cualquiera que conviva con un gato sabe que eso no es cierto. Es verdad que no pasa nada por dejarles solos, pero tampoco les interesa especialmente: es probable que, cuando quiera llamar tu atención, empiece a maullar como un poseso. Si le has dejado muchas horas solo, cuando vuelvas a casa te maullará sin parar.
Prueba a acariciarle o a acercarte y jugar con él, para ver si se calma. También puedes cepillarle el pelo, y así matas dos pájaros de un tiro: le tranquilizas y evitas que acabe con bolas de pelo en el estómago. Quizás notes mejoría.
Tendrás que estar atento a sus estados emocionales: cuando tu gato siente miedo, excitación o enfado, lo puede expresar maullando o bufando.
Tu mascota es bastante autosuficiente, pero si está acostumbrada a tener el plato lleno, ¿de verdad crees que no va a maullar cada vez que tiene hambre? Muchos gatos se vuelven muy ruidosos justo antes de la hora de comer: si este es el problema, no le alimentes cada vez que lo pida y espera hasta que se calme. Tampoco le des golosinas ni snacks cuando lo haga, porque lo interpretará como un premio.
Si nada de esto funciona, puedes hacerte con uno de esos dispensadores de comida que se abren a las horas que tú programas. Cuando tu mascota descubre que su comida no depende de ti, empezará a maullarle a la maquina y te dejará tranquilo.
Los gatos son animales especialmente sensibles al estrés: cualquier cambio repentino puede producirles ansiedad, que somatizarán como puedan, desde maullidos a vómitos o inapetencia. ¿Ha entrado una nueva mascota o un bebé? ¿Os tenéis que mudar? ¿Ha perdido a un ser querido? Necesitará tu ayuda para adaptarse al cambio.
Si tu gato no está esterilizado, el maullido va a ser una de tus peores pesadillas en primavera. Durante el celo, las hembras maúllan más para llamar la atención, y los machos lo hacen cuando huelen a una hembra en celo. Vivir con ese cruce de declaraciones puede ser una locura.
En cualquier caso, no lo castigues por maullar: no resolverá nada y tu animal empezará a desconfiar de ti. Asegúrate de que tiene todo lo que necesita, no te rindas en tus intentos y, si pruebas con las cosas más obvias y no se resuelve, llévale al veterinario. Él o ella sabrán mucho mejor qué tienen que hacer.