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Los misterios de la esterilización felina, uno de los procesos más habituales en las clínicas veterinarias

  • La esterilización de los gatos es un procedimiento que sigue teniendo muchos mitos alrededor. En Yasss desmentimos los más habituales.

Aunque esterilizar al gato es una práctica cada vez más común, aún quedan muchos mitos y leyendas en torno a esta práctica, desperdigándose descontroladamente en el boca a oreja. El proceso no es tan sencillo como en el caso de un perro, y los veterinarios advierten de que existe mucho desconocimiento sobre esta práctica, una intervención que evita las camadas no deseadas.

Una de las razones más habituales para castrar o esterilizar a un gato es evitar, de un lado, que salga de casa habitualmente para encontrar pareja, con sus consiguientes peligros, y de otro, que abandone la costumbre de marcar toda la casa para recordar que ese territorio es suyo. Sin embargo, en ocasiones los felinos mantienen esas prácticas, y los cuidadores se encuentran preguntándose si la intervención ha salido mal y existe el riesgo de que aparezcan, de golpe y porrazo, decenas de gatitos saltando por el pasillo. En Yasss te damos las claves de este procedimiento, para que salgas de dudas y puedas tomar la mejor decisión para ti y tu mascota.

Esterilizar y castrar no es lo mismo

La castración es una intervención quirúrgica que extirpa los órganos reproductores de los felinos, acabando con su principal fuente de estrógenos, progesterona o testosterona. Por su parte, la esterilización es una técnica mucho menos invasiva, de la que el animal se suele recuperar más rápidamente; en ella se ligan las trompas o se cortan los conductos seminíferos, para evitar que el animal pueda reproducirse.

Tras la esterilización, los gatos y gatas siguen teniendo celo y, en consecuencia, mantienen muchas de esas conductas que a los dueños no suelen hacerles reír, como maullar fuertemente, restregarse contra todo lo que pillan y orinar por cada esquina para marcar su territorio.

En cualquier caso, la esterilización evita la aparición de camadas no deseadas, rebaja (en ocasiones, incluso anula) muchos comportamientos agresivos relacionados con el celo y reduce la probabilidad de que el gato acabe metido en una pelea con otros felinos fértiles. También reduce el riesgo de contraer enfermedades graves, la leucemia o la inmunodeficiencia incluidas.

Algunos mitos

  • Se habla mucho de que los felinos deben tener menos de un año para ser esterilizados, pero lo cierto es que este procedimiento suele recomendarse entre los cuatro y los seis meses de edad. Lo mejor es consultar al veterinario con tu caso particular.
  • Otro de los grandes mitos relacionados con la esterilización es que, en el caso de las gatas, es recomendable que paran al menos una vez antes de someterse al proceso. La verdad es que cuanto antes esterilices a tu gata, antes la librarás de enfermedades como el cáncer de mama o útero, un riesgo que se agrava con cada celo. Una gata no necesita ser madre; su instinto, eso sí, las lleva a reproducirse. Muchas gatas han crecido sanas y fuertes sin necesidad de tener camadas.
  • La castración o esterilización no son particularmente dolorosas para tu gato; esta cirugía es una de las más habituales y se realiza con anestesia. Además, la recuperación es bastante rápida e indolora.
  • El gato tampoco engorda con este procedimiento, aunque es uno de los mitos más comunes. No existe una correlación entre la esterilización y el aumento de peso de los gatos: si engordan es, probablemente, porque comen más de la cuenta y apenas hacen ejercicio, explican los veterinarios. Para mantenerle en forma, habla con tu veterinario y asegúrate de darle la dieta que mejor se adapte a sus características.
  • Tampoco el carácter del animal cambia después el procedimiento. Es posible que el felino se vuelva más tranquilo y menos callejero, pero no te plantees la esterilización como un antes y un después que le convertirá en un angelito. Si antes le gustaban las caricias y los arrumacos, seguirá pidiéndolas tras pasar por quirófano, pero si su mayor hobby antes de la operación era rasgarte las cortinas, usar tu jersey favorito como juguete o despertarte a las cuatro de la mañana, no esperes milagros.

La seguridad que suele dar este procedimiento a los cuidadores de gatos es enorme: crecen sanos y felices y, cuando salen a la calle, no corren tantos riesgos. En cualquier caso, si estás pensando someter a tu gato a una esterilización, coméntalo antes con tu veterinario. Él o ella sabrán lo que más os conviene a ambos.

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