Los parásitos son un auténtico problema para muchos animales, incluidos nuestros gatos. Estos bichos se anclan a su piel, se esconden entre el pelaje y se alimentan de su sangre, generando infecciones y enfermedades que pueden llegar a ser graves. Es fundamental aprender a identificar el problema para prevenirlo, tratarlo y acabar con el sufrimiento de nuestra mascota.
Uno de los parásitos más comunes entre perros y gatos europeos son las garrapatas, unos peligrosos animalillos que se alimentan de la sangre de tu mascota y pueden transmitir enfermedades mordiéndoles la piel. Por suerte, detectarlas y acabar con ellas es relativamente sencillo: en Yasss te contamos cómo hacerlo.
Perros y gatos son susceptibles de acabar infectados por las garrapatas, unos ectoparásitos que son de calor marrón oscuro o negro y cuyo tamaño varía dependiendo de si son jóvenes o adultas y de si están o no alimentadas con sangre. Si ha comido y es mayor, una garrapata puede alcanzar el tamaño de un guisante.
Estos artrópodos succionadores de sangre son peligrosos para nuestro felino, pero también para nosotros. En cuanto se agarran a un ser vivo, les da igual de qué o quién sea la sangre. Son especialmente activas en verano, ya que los ambientes cálidos, húmedos y con muchas horas de luz son sus favoritas. Pueden esconderse en todas partes, desde árboles y matorrales hasta alfombras, siempre y cuando exista la posibilidad de agarrarse a algo.
¿Dónde puede contagiarse tu gato? Tristemente, en casi todas partes. Hierba del jardín, parques, contacto con otros animales… los dientes de las garrapatas tienen forma de daga, y gracias a ellos se clavan en la piel de tu gato. Su boca queda sumergida en sus cuerpecitos, por lo que a las garrapatas solo les verás las patas y el cuerpo, redondo, asomando entre la piel de tu minino.
Una garrapata no suele vivir, por norma general, más de dos meses. Tras la puesta de huevos, el ciclo vital de este artrópodo se completa con tres fases más: larva, ninfa y adulto. En cada uno de estos ciclos, el artrópodo necesita alimentarse de sangre, para poder pasar a la siguiente fase. Las que tienen más peligro son las hembras adultas, porque ponen miles de huevos en cada puesta. El problema está cuando no encuentran un sitio resguardado en el que depositar su descendencia, ya que pueden aguantar hasta dos años aletargadas.
¿Qué significa esto? Que, si tu gato ha tenido larvas en algún momento, es posible que las garrapatas sigan por tu casa, escondidas en algún recoveco. Tendrás que desinfectar toda tu casa y estar muy alerta, para no acabar con estos bichitos por todo tu sofá. Por eso, es importante tener un plan antiparasitario: tu casa estará a salvo y a él no le infectarán o le traspasarán una enfermedad con su picadura.
Una de las más habituales es la enfermedad de Lyme, que incluye fallos en los riñones o disfuncionalidades neurológicas. Aunque no son frecuentes, conviene estar alerta y proteger al gato de las garrapatas. Si tu felino sufre décimas de fiebre, inapetencia y no tiene ganas de moverse o jugar, debes estar alerta, ya que pueden ser síntoma de una infección parasitaria.
Para empezar, es fundamental detectar estos bichos. Son artrópodos grandes, así que no tiene por qué haber problemas para detectarlas a simple vista. El siguiente paso sería recorrer su cuerpo para descubrir los bultitos que puedan señalar la presencia de una garrapata. Los sitios favoritos de estos bichos son la cabeza, las orejas, el cuello y las patas del gato.
Si se ha encontrado una garrapata en el gato, tranquilidad. La mayoría no llevan enfermedades y, si se quitan a tiempo, no tienen por qué dejar secuelas. Para acabar con ellas, hay que armarse con unas pinzas especiales y agarrar al bicho por la parte más baja posible, lo más cerca de la piel. Una vez atrapada, haz fuera hacia atrás hasta sacarla. Comprueba que el parásito esté entero y que no ha quedado la cabeza dentro del cuerpo del animal. Después, tendrás que curar la herida en la piel del gato.
Si no estás seguro de cómo hacerlo, lo mejor para tu minino es acudir al veterinario. Esta visita también es importante en caso de que hayas tratado de quitarle las garrapatas, pero hayas dejado alguna parte del parásito dentro, para evitar infecciones.
En adelante, puedes tratar de prevenirlo con algún sistema antiparasitario. Medicinas, champús y collares… existen muchos métodos para evitar que nuestro minino se contagie, y nosotros con él. El mejor tratamiento es una buena prevención.