Gracias a los avances en nutrición y medicina veterinaria, nuestras mascotas viven mucho más que hace años. Poco a poco, la vejez de nuestros animales es más sencilla: la medicina se encarga de hacer ese proceso mucho menos complicado y mejora sus últimos años. Pero, poco a poco, este proceso biológico se traduce en una reducción de la capacidad de nuestra mascota para llevar a cabo sus tareas del día a día.
En el caso de los gatos, la edad en la que empiezan a aparecer los problemas relacionados con la vejez es alrededor de los 8 o 10 años. A partir de esa edad, conviene llevar al animal al veterinario al menos una vez al año para comprobar que todo está bien. Con la edad, es normal que aparezcan enfermedades degenerativas y, si estas se observan y detectan a tiempo, podrás ponerles un tratamiento mucho más eficaz. En Yasss te contamos cuáles son las más habituales.
Más de un cuarto de los gatos mayores de 15 años sufren problemas renales. Sus síntomas son incrementos repentinos de la orina y la sed, inapetencia, náuseas, vómitos o úlceras bucales.
Esta enfermedad aparece con la degeneración del páncreas. Cuando llega, nuestro gato tiende a sentirse sediento, orina mucho y no tiene ganas de hacer nada. Su apetito puede mantenerse o aumentar, pero, como su cuerpo no digiere bien el azúcar de los alimentos, tiende a adelgazar.
Con la edad, el gato se vuelve más sedentario, pero nosotros mantenemos la misma dieta y cantidades de comida que antes. Es importante controlar su dieta junto a un veterinario durante toda su vida, ya que el exceso de peso aumenta el riesgo de contraer enfermedades como la diabetes o problemas de hígado.
Poco a poco, los gatos van perdiendo capacidad de visión, si bien suelen adaptarse muy bien a ello. De hecho, es raro que te des cuenta, ya que suelen guiarse por otros sentidos y complementar su falta de vista olfateando su camino o gruñendo. En principio, su pérdida de visión no debería suponer ningún problema, aunque las cataratas sí pueden causarle más daños. En los gatos, se manifiestan como un velo blanquecino que se ubica detrás del iris.
Los primeros se refieren a la insuficiencia cardiaca, y suelen manifestarse como tantos otros problemas: inapetencia, desgana y pérdida de peso. Por eso, y descartar otras patologías.
En el caso de las enfermedades gastrointestinales, no te quedará otra que mirar las cacas de tu gato. O, en su defecto, su frecuencia y consistencia. Las alteraciones son muy frecuentes en los fatos ancianos, y cualquier signo puede anticipar una enfermedad o complicación para tu gato.
Estos son solo algunos de los cambios que puedes notar en tu gato y que conviene no dejar pasar. Su comportamiento también esclarecerá cómo se siente o sus molestias; si ves que del día a la mañana empieza a hacer algo raro, mantén tus ojos en él y llévale al veterinario a la menor duda. Muchas de estas enfermedades son degenerativas,, pero tu gato podrá vivir con ellas sin problemas si se detectan y tratan a tiempo.