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Gatopregunta: ¿Mi minino puede comer comida para perro? ¿Y qué pasa si es al revés?

  • Si ocurre puntualmente, no pasa nada. Eso sí: los gatos son carnívoros estrictos. Necesitan una alimentación rica en grasa, muy distinta a la de los perros.

  • Una alimentación mal diseñada puede hacer que tu gato enferme gravemente

De los gatos no podemos decir nada malo, la verdad sea dicha. Nos encantan hasta cuando arañan el sofá nuevo o vuelcan su cuenco de pienso a la espera de manjares más propicios. Al gato se le ama ya nieve, truene o te mire como si fueras un trozo de atún o un esclavo a su servicio. Arrodíllate, haz el favor.

A veces gatos y perros conviven juntos. Puede que seas una persona afortunada y hayas conseguido que tu casa sea un auténtico reino animal donde se dé esta armonía; puede también que te hayas hecho la pregunta del millón: ¿Qué pasa si mi minino ignora su dieta ¿Da eso como resultado un gatoperro con problemas estomacales y maullidos desgarrados? ¿Es peligroso alimentarlos con lo mismo?

Te damos todos los detalles en Yasss.

La composición de la comida para gatos y la de los perros

En realidad, responder a esa pregunta es extremadamente fácil. Especies distintas, composiciones distintas según el caso y las necesidades de tu animal. En la composición y tipo de pienso para perros influye el tamaño del alimento, la raza y la edad y las formulaciones nutricionales. Predomina el betacaroteno, un aliado de tu can para fabricar la imprescindible vitamina A; además, el pienso canino suele ser rico en fibra y contiene un porcentaje de grasa bastante bajo. Es lógico que la alimentación de los perros esté diseñada para controlar su peso. Son bolitas de pelo adorables, que lo mismo quieren aparearse con tu pierna que engordan a la velocidad del rayo, algo que podría pasar si tu cánido decide un día que lo mejor es zamparse el saco de pienso de tu gato.

Decíamos que animales distintos, alimentos diferentes, y eso es justo lo que pasa con la composición de la comida para gatos. El pienso de estos últimos contiene principios activos y sustancias opuestas a las de la comida de perros.

El pienso, seco o húmedo, suele incluir un porcentaje mayor de grasas y proteínas. Poca fibra hay aquí. Su comida comparte, eso sí, la vitamina A, aliada fundamental en la alimentación de ambos animales, y que a los propios gatos, reyes depredadores cazadores de ratas, debe fastidiarles mucho. Como pasa con la taurina, no pueden sintetizarla por sí mismos y necesitan este tipo de complementos en su dieta. De todos los componentes nutricionales, quizá el más importante tenga que ver con las proteínas y la gran cantidad de piruetas, carreras gimnásticas y saltos con las que tu gato las gasta. A eso se añade el ácido araquidónico, también un pilar de la alimentación de tu minino.

Los gatos son carnívoros estrictos, frente a los perros, animales omnívoros que cogen los nutrientes de fuentes alimenticias más variadas. Debes tener en cuenta esto para mantener a tu gato lejos del pienso de tu perro, aunque te suplique o te arranque los ojos mientras interpretas en sus maullidos ese tan familiar ‘humano, enfúndate en un traje de cuero y entretenme; debo seguir siendo el rey de todos tus festines’.

¿Puedo darle comida para perros a mi gato?

Salvo casos contados, si conoces a tu gato sabrás que es un poco caprichitos, y así lo demuestra la ciencia animal cuando habla de su gusto culinario. En la competición de paladares y sus exigencias, el gato siempre está en el puesto más alto, y en muchos casos no servirá de nada que hagas el experimento de darle a probar comida de perros. Tu gato lo ignorará. Para eso el sabor de su comida está adaptado y diseñado a su gusto. De forma natural, percibirá que la comida de perros no es exactamente lo que su olfato y su gusto están buscando.

Pero si se da el caso de que tu gato mete el hocico en el comedero del perro sin importarle demasiado que esa comida no esté diseñada para él, tienes que saber que no es lo más recomendable alimentarlo de esa manera. Puntualmente no ocurriría nada, pero a la larga acabaría por afectar a su salud. Si en tu casa convive un perro y un gato, sería una idea suicida (para tu minino) que decidieras ahorrar y optaras por alimentarlos a lo bruto con el mismo tipo de comida.

Con toda seguridad, si tu gato se alimenta de comida de perros durante un tiempo se pondrá enfermo y su salud bajará varios peldaños: vómitos, caída de pelo, diarrea o síntomas peores, como una desnutrición severa o afecciones en el hígado y el corazón.

Si tu gato no distingue las comidas y se amorra al comedero del perro a la mínima ocasión, tendrás que ponerte serio y diseñar una especie de zona de contención. Los expertos recomiendan separar los cuencos de los animales por zonas, utilizar recipientes diferentes para que el gato no confunda el suyo con el del perro, darle de comer en lugares distintos y saciarlo lo suficiente en sus horarios de comida para que no haga una escapadita a la nevera perruna a ver a qué sabe eso que no es para él pero ha decidido hacer suyo.