Reconócelo: alguna vez has pensado en la posibilidad de cometer un atraco de guante blanco en su versión castiza y conseguir los exámenes de la Selectividad mucho antes que nadie. Tranquil_, tú y todos los que tienen que pasar por la travesía del desierto y conseguir la nota de corte que desean, aunque sea a base de memes.
De hecho, es probable que esta pregunta te haya asaltado mientras pasabas horas licuándote en la biblioteca y preparando las pruebas para ir a la Universidad que quieres. ¿Qué subhumano despreciable que me odia ha redactado este examen de Biología, justo con la pregunta que no me estudié? ¿Hay guardias de seguridad armados custodiando esos folios, como en las películas de atracos?
La respuesta te la traemos hoy: quién diseña los exámenes de la EvAU y dónde se custodian hasta que se celebren las pruebas.
“Salas secretas”. Ya solamente nombrar el sistema de custodia de los exámenes de la EvAU hace salivar a los que buscan una buena trama en un asunto tan prosaico como mantener unos folios con preguntas alejados de los amigos de lo ajeno. Un fallo en esta cadena de custodia obligaría a repetir las pruebas. Si nos vamos a China a mirar el celo y el cuidado con el que las autoridades se toman estas cosas, a un estudiante le cayeron 7 años de cárcel y unos cuantos latigazos por copiar en una de las pruebas.
Si tomamos una ciudad como Madrid, lo cierto es que el sistema de custodia mantiene una seguridad muy elevada: cajas fuertes para guardarlos, que conocen muy pocas personas; llaves contadas que maneja exclusivamente personal autorizado, y así hasta completar una lista de medidas de seguridad de lo más prolija. No es raro que las universidades contraten a empresas de seguridad privadas para delegar este trabajo escrupuloso de custodia.
Hasta 192 personas se encargan de velar por la buena marcha del proceso, entre la redacción de las pruebas y su reparto el día fatídico del examen. Como dato curioso: serían excluidas si algún familiar (un hijo, por ejemplo) se presenta a la EvAU de ese año.
Cada una de las seis universidades donde se celebran los exámenes mantiene en secreto el lugar donde están almacenados (en la Complutense, un sótano), y es ahí dentro, mediante una cadena de custodia rigurosa, donde se fotocopian los cientos de miles de folios que saldrán directos a las aulas al comienzo de cada junio. Se calcula que se harán más de un millón de fotocopias para los más de 10.000 alumnos que se examinarán en Madrid este año.
«Las últimas personas que ven la prueba son de máxima confianza; nadie entra ni sale del búnker ni puede ver el contenido de los exámenes», comenta para La Razón Rosa de la Fuente, presidenta de una de las comisiones organizadoras de la EvAU.
Otra de las preguntas que asalta a muchos cuando tienen que maldecir en voz baja su desmemoria, lo difícil del examen y el hijo de su madre que lo ha diseñado.
El diseño de las pruebas y las preguntas dependen exclusivamente de cada una de las comisiones nombradas por las Universidades españolas. 24, por ejemplo, en el caso e Madrid. Cada una cuenta con 8 personas, repartidas entre los representantes de dicha universidad y de los centros públicos de Bachillerato. Dicen las fuentes que se reúnen mucho hasta conseguir la batería de preguntas final. “Todas las veces que sea necesario”, explica De la Fuente.
El proceso de custodia de las preguntas ya empieza cuando estas comisiones se reúnen para escogerlas y redactarlas. Ningún dato que pueda ser utilizado por estudiantes o por cualquier otra persona amigo de lo ajeno sale de ahí. Se prohíben las comunicaciones por métodos telemáticos. Es la persona que preside la comisión la que recibe los exámenes en mano y la que sortea cuál será el que toque en las pruebas.
La vicerrectora de la Universidad Complutense aclara lo relativo al número de exámenes: hasta ocho diferentes por asignatura. Los que los redactan no saben cuál tocará, el proceso se realiza por sorteo, y además, solo seis de los ocho entran en esa ruleta final.