Si algo aprecia Internet y las comunidades de fans es la rumorología y la magia de ver confirmada una sospecha; salseos con los que mojar pan y rebañar el plato del cotilleo hasta que no quede un solo detalle sin revelar bajo la luz del quirófano con el que escrutamos la vida de lxs famosxs. Una de las historias que interés ha suscitado en los últimos dos años es el affaire entre Tom Holland y Zendaya.
Es, sin duda, una de las parejas de moda en el panorama de estrellas jovencísimas de Hollywood, y como cada uno cuenta con millones de fans, estamos hablando de mucha gente con los ojos puestos en cada fotografía en la que Zendaya y Tom salen a pasear al perro juntos, despeinados y con cara de estar pasando la peor resaca de su vida. A la vista está que se aman, se desean, se gustan hasta roncando. Acaban de comprarse su primer casoplón juntos.
¿Qué nombre sería el más adecuado para esta pareja de trepacorazones? ¿Tomdaya? ¿Zenholland? No hay límite para el ridículo en nuestra inventiva semántica, como tampoco lo hay, parece, para el nivel de shippeo y miraditas que estos dos se han mandado en estos últimos dos años. Repasamos a la velocidad de crucero todos los salseos y la cronología de su relación.
No es posible determinar si antes del rodaje de ‘Spiderman: Homecoming’, la primera de la nueva trilogía, estos dos tórtolos se habían cruzado en las galas y saraos de la industria del cine para lanzarse un primer shippeo. Es probable que sí, si tenemos en cuenta que los dos forman parte del grupo de actores jóvenes más respetados y famosos del planeta Tierra. Tomdaya era entonces una criatura mitológica, más que una realidad palpable.
Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que en ese rodaje, entre plano y plano de Tom Holland rescatando ancianas y gatitos de los árboles, debieron de hacer buenas migas y empezar a hablar. Estamos en 2016. En 2017 se estrena la película, con un éxito de público sin precedentes. La química que ambos muestran en pantalla rompe techo tras techo, y a los fans, claro, les encanta confirmar que Zendaya podría actuar disfrazada de excremento de cebra si quisiera. Daría igual, porque haría un papelazo.
Para entonces, los rumores levantaban poca espuma, aunque algunos había. En julio de 2016, apareció en Instagram la primera fotografía de ambos juntos fuera del set de rodaje. Una imagen que reúne todas las claves de un salseo de verano: canícula, agua fresca (esperemos que Tom, el eterno adolescente, no hiciera la gracia de mearse) y una desconocida en discordia cruzando el plano; la chica que, con toda probabilidad, les salvó de esparcir un rumor que hubiera acelerado los acontecimientos. Si los dos hubieran estado solos, 400 portadas de prensa habrían afirmado lo que entonces no era ni siquiera un rumor en el viento: "Están juntos. ¿Acaso él, dulce Tom, le ha enseñado sus telarañas?"
Hollywood Reporter le sacó meses después en portada, juntos. Zendaya afirmó sentirse muy honrada de posar con su compañero de rodaje, “el mismísimo Spiderman”. No fue la única fotografía en la que los dos fíngían sin fingir estar encantados de haberse conocido. Los sacaron otra vez pegaditos en la alfombra roja de la Comic Con, y más tarde, en la de los MTV Awards.
El río no es que sonara, es que movía un maremoto de puros rumores, hasta que gracias a una fuente sin revelar la revista People lo soltó sin paños calientes: “Comenzaron a verse mientras filmaban Spider-Man. Han tenido mucho cuidado de mantenerlo en privado y fuera de la vista del público, pero se han ido de vacaciones y tratan de pasar el mayor tiempo posible juntos”
Al ser preguntados, ambos intérpretes se enrocaron en la excusa que no funcionaría ni siquiera en sus propias películas. “Solo somos amigos”. Bromearon además en tuits y post de Instagram alternos para fortificar su argumento. Escribió Zendaya: "Espera, espera... Mi favorito es cuando dicen que nos vamos de vacaciones juntos. ¡JA! ¡No me he ido de vacaciones en años!" Holland replicó: "@Zendaya, ¿cuenta la gira de prensa?".
Parecía que las aguas se calmaban y que, con estos desmentidos, los dos ganaban un poco de tiempo para seguir dedicándose a sus proyectos y a fraguar su relación en secreto sin el ojo ciego de la prensa en el cogote. Lástima que meses después los pillaran (esta vez, de verdad) muy acaramelados, repasando la conjugación de los verbos irregulares dentro del coche de Tom Holland. Fue en la boda de un amigo común. Rumor confirmado.