Este verano, las redes han alucinado con el hombre japonés que se ha convertido en perro. Este fanático de los caninos, que se hace llamar Toco, se gastó más de 13.000 euros en un híper realista disfraz de border collie, que se pone para salir a la calle y comportarse como un perro. De hecho, ya ha recibido su primer paseo como mascota, con las evidentes dificultades que el disfraz le presenta a la hora de moverse.
Una vez que la televisión alemana se hizo eco de esta historia, en Yasss hemos recuperado el caso de otro humano al que le gustaría ser un animal. Ayla Kirstine es una mujer noruega que trota, salta y galopa como si fuera un caballo. Ella misma reveló en una entrevista que, desde muy, pequeña se sintió atraída por los perros y, en esa época, deseaba ser uno de ellos, como le ocurre al viral Toco.
Sin embargo, su interés evolucionó hacia los caballos y su capacidad para imitar los movimientos equinos es sorprendente. En sus vídeos de TikTok- que dejó de publicar por las burlas de los usuarios - muestra cómo trota, brinca e incluso galopa a cuatro patas, imitando los movimientos y comportamientos de los caballos de competición.
Estos dos creadores de contenido que se han vuelto virales en redes, sufren zoantropía; es decir, un síndrome por el que ciertas personas que creen que son o se comportan como cualquier clase de animal: perro, león, tigre, cocodrilo, serpiente o lobo, sin distinción. Y, aunque han provocado el asombro y las risas de miles de usuarios en las redes, es importante reconocer esto como posible síntoma de algo más grave y significativo, tal y como señala la prestigiosa revista Belgian Journal of Psychiatry.