Gracias a Internet podemos conocer historias asombrosas que ocurren muy lejos de nuestro hogar. La última que nos ha sorprendido ha tenido lugar en Arizona (Estados Unidos) y por razones que ahora entenderéis no conocemos a su protagonista, que ha preferido permanecer en el anonimato. Esta chica, de la que tampoco conocemos su edad, estaba manteniendo relaciones sexuales con su pareja cuando descubrió que no podía sacar de su cuerpo un vibrador de unos 10 centímetros de tamaño que estaban usando. ¡Su agobio fue tal que tuvo que ir al médico para pedir ayuda!
Muy avergonzada por lo que le había ocurrido, la mujer se dirigió al centro médico y explicó que el vibrador seguía funcionando y que sus movimientos le estaban causando unos dolores terribles. Lo que había comenzado como un momento de placer en pareja se había convertido en una emergencia médica y es que el juguete sexual se había introducido tanto en su cuerpo que los médicos no lo encontraban explorando la vagina de la mujer.
En declaraciones a LAD Bible, el doctor Greg Marchand, que es obstetra-ginecólogo y que se encargó de realizar los exámenes pélvicos a esta mujer, explicó que ninguno de los sanitarios presentes en el centro médico fueron capaces de detectar dónde se había metido el juguete sexual. "El personal de la sala de emergencias no fue capaz de encontrarlo en la vagina", confesó Marchand. Por ello, los médicos decidieron realizar una ecografía y fliparon al descubrir dónde se encontraba el vibrador...
En la ecografía, los doctores descubrieron un caso extrañísimo: el juguete había viajado hasta la vejiga a través de la uretra. Marchand explicó que no podía creer lo que estaban viendo sus ojos y que jamás habría esperado ver algo igual: "Me sorprendió mucho cuando estábamos viendo el abdomen y descubrimos que este dispositivo estaba realmente en la vejiga. Nunca he visto un caso como este en toda mi carrera".
Al comprobar hasta dónde había llegado el vibrador, los médicos decidieron que la única solución era operar para poder extraerlo del cuerpo de la mujer que, en declaraciones al medio antes citado, explicó que, en un primer momento, cuando había descubierto que no podía sacar el juguete sexual de su cuerpo había sentido "pánico". La historia tuvo un final feliz porque la operación fue un éxito y la mujer ya no alberga dentro de su vejiga un vibrador en funcionamiento.
Una historia muy parecida e igualmente surrealista le ocurrió a una mujer aquí en España el pasado día de San Valentín. Esta chica parece que quiso probar una nueva experiencia en la cama con su novio y la innovación terminó en urgencias, porque no podía sacarse una fresa de la vagina. El encargado de contar esta anécdota que arrasó en Twitter y que se hizo viral a las pocas horas fue el enfermero que la atendió en el centro médico, José Contarini. En este vídeo te contamos lo que ocurrió: