Que una mujer hable o disfrute explícitamente de su sexualidad es algo que tiende, aún hoy y como poco, a chocar. La historia es la de siempre: una chica que busca mantener relaciones sexuales y encuentra gratificación en ellas es, hablando en plata, “una zorra”. O, si la cosa se pone especialmente sensible, “una ninfómana”, un término que llegaba para penalizar todavía más a las mujeres que tienen la libido más alta que el skyline neoyorquino.
Lo de la ninfomanía lo hemos escuchado desde que éramos bien pequeños, sin pararnos siquiera a pensar si el nombre acota una condición real. ¿Cómo hacerlo, si aún hoy es un término en uso? En 2014, el director de cine Lars Von Trier dio a conocer su obra ‘Nynphomaniac’, que sigue durante varias entregas la historia de una mujer autodiagnosticada de esta supuesta patología. Es decir, la vida de una persona adicta a las relaciones sexuales.
Ahora bien, las cosas claras: el término ‘ninfómana’ solo aplica al género femenino. De hecho, en el diccionario de la Real Academia de la Lengua se recoge como “la apetencia sexual insaciable en la mujer”. Pero ¿existe de verdad la ninfomanía?
Adicción sexual, compulsividad sexual, conducta sexual fuera de control o hipersexualidad son algunos de los términos más utilizados para describir este problema. Habitualmente se habla de ‘satiriasis’ cuando se trata de hombres y de ‘ninfomanía’ cuando se habla de mujeres, aunque el segundo concepto es mucho más conocido que el primero. Ya en el siglo XIX, el psiquiatra Richard Von Kraftt Ebing aseguraba que la ninfomanía era una enfermedad de máxima gravedad.
Aunque hoy se sigue usando el término ninfómana, es más correcto hablar de hipersexualidad. Este concepto habla de una conducta sexual compulsiva, aunque no hay consenso sobre si se trata o no de un trastorno mental. Lo explican desde la clínica de tratamiento de adicciones Fundación Recal, donde destacan que en el último siglo “ha sido incluido en varias ocasiones dentro de los clasificadores diagnósticos y vuelto a excluir. Como se puede observar, no es un tema sencillo. De hecho, estudios recientes han mostrado los potenciales mecanismos neurobiológicos en la conducta sexual compulsiva que permitirían clasificarla como una adicción comportamental, aunque los mismos no son concluyentes”.
Lo que sí está claro es que esta conducta interfiere en la vida de quien la tiene, provocándole sufrimiento, y que se trata de un problema relativamente habitual. Desde Recal aseguran que, aunque se estima que entre el tres y el seis por ciento de la población puede presentar estos problemas, solamente el uno por ciento solicita atención clínica. Y no todo el mundo presenta las mismas características: el género y la orientación sexual hacen mucho. “Por ejemplo, alrededor del 80% de los hombres que reciben tratamiento, refiere la masturbación compulsiva y la dependencia del consumo de pornografía como los principales problemas”, explican.
Parece que la hipersexualidad puede estar relacionada con cuestiones como un desequilibrio de las sustancias químicas naturales del cerebro, pero también con enfermedades mentales, antecedentes de abuso sexual o adicción a las drogas y el alcohol, entre otros. Algunos estudios han vinculado la hipersexualidad con patologías como las fobias, la depresión mayor o el abuso de sustancias, así como con trastornos de personalidad paranoide, histriónicos, obsesivo compulsivos y pasivo agresivos.
La mayor parte de sus pacientes, cuentan, reconocen un aumento en la cantidad y frecuencia de sus fantasías, excitación, impulsos y conductas sexuales. Esto se traduce en un malestar significativo y un mayor aislamiento o “deterioro social”: quien sufre esta patología puede abandonar su rutina y relaciones para consumir pornografía o buscar sexo. Otros síntomas son:
Responde a las siguientes preguntas: ¿Soy capaz de controlar mis impulsos sexuales? ¿Mi conducta sexual me provoca malestar o ansiedad? ¿Se la estoy ocultando a gente de mi entorno y/o les está generando problemas? En caso de que las respuestas sean afirmativas, lo mejor es intentar buscar ayuda, ya que tu conducta te está complicando muchísimo tu vida diaria.