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Si no estamos en el Siglo de Oro, ¿por qué un cómico podría ser condenado a prisión?

  • El pasado 29 de noviembre David Suárez se sentó ante un tribunal para ser juzgado por un chiste

  • En el chiste hacía referencia a una chica con Síndrome de Down, lo que él justifica como "humor negro"

  • Lope de Vega, el gran escritor de comedia del Siglo de Oro, también fue condenado a prisión y al destierro por unos versos

Se conoce como Siglo de Oro al periodo cultural de mayor esplendor para las artes y letras castellanas. Se usa como fecha de inicio el año 1492, por el mal llamado Descubrimiento de América y la publicación de la 'Gramática castellana' de Antonio de Nebrija y, como fin, el año 1681, fecha de la muerte del escritor Pedro Calderón de la Barca. En esta época también vivió su mejor momento la Inquisición española. En un periodo de enorme crecimiento y gran producción cultural, alguien tenía que velar porque se respetaran una serie de normas morales para que al pueblo, analfabeto en su mayoría, no le diera por pensar. Cinco siglos después, el cómico David Suárez se sienta en el banquillo de los acusados para defenderse por un chiste escrito en Twitter. El chiste no fue retirado por la red social, que tiene sus propias normas de funcionamiento, pero podría ser condenado tras la denuncia de la asociación Plena Inclusión Madrid.

No reproduciré aquí el chiste porque a mí, personalmente, me parece de muy mal gusto. Como otras muchas cosas que ha hecho David Suárez, persona a la que sigo desde hace muchos años y he visto actuar en directo. Alguna, sin embargo, me ha parecido genial, y eso hace que, como amante de la comedia, tenga en cuenta su trabajo, lo reconozca como arriesgado y entienda que a veces se pase de frenada. Él mismo también lo reconoce, por eso no ha tenido ningún problema en disculparse a quienes haya podido herir.

La cosa es que lo que yo opine de David Suárez no le importa a nadie nada, si acaso, solamente a mí o él, cosa que dudo. Pero yo tengo todo el derecho del mundo a opinar sobre sus chistes, su trabajo o incluso su cara, si me da la gana. Y él tiene todo el derecho a meterse mis opiniones por el culo, porque quiero suponer que un cómico que se dedica a hacer humor negro no solo tiene superado que los demás van a opinar sobre él, sino que sabe jugar con ello.

Que las opiniones se conviertan en sentencia es una delgada línea que podríamos cruzar próximamente. El pasado lunes 29 de noviembre, David Suárez se sentó frente a un tribunal como acusado de vejar y dañar a las personas con síndrome de Down. La Fiscalía pedía un año y diez meses de cárcel por un delito contra la dignidad (artículo 510.2 del Código Penal) y una multa de 3.000 euros, cinco años de inhabilitación para el ejercicio de profesión u oficio educativo en el ámbito docente, deportivo o de tiempo libre y la inhabilitación para el ejercicio de su profesión en las redes sociales durante el tiempo de la condena. Plena Inclusión Madrid, una red de organizaciones de personas con discapacidad intelectual, eleva la multa a 6.000 euros.

La abogada de David Suárez ha pedido su absolución, ya que su mensaje está amparado por la libertad de expresión y de creación artística. En una entrevista en La Hora Veintipico de La Ser, espacio presentado por Héctor de Miguel, los dos cómicos han hablado sobre la peligrosidad de sentar este precedente: "no deja de parecer una especie de prueba o medio ensayo de haber hasta dónde podemos empezar a legislar de lo que se pueden reír los ciudadanos y de lo que no", dijo David.

Fusilados y condenados

Porque no es la primera vez que, en España, se crean normas en torno a los chistes o la comedia. Si damos un salto en el tiempo unos ochenta años atrás, podemos aterrizar en 1940, cuando un consejo de guerra dictó sentencia de muerte contra Vicent Miguel Carceller y Carlos Gómez Carrera por haber publicado viñetas en las que aparecía caricaturizado el dictador Francisco Franco. Y si damos un salto con un poco más de impulso, nos podemos plantar en el Siglo de Oro, cuando ni el mismísimo Lope de Vega se libraba de hacer frente a la Inquisición.

Cuando los ciudadanos no sabían leer, el teatro era un género importantísimo no solo como entretenimiento y como negocio, sino también para dar a conocer a personajes o sucesos históricos o transmitir ideas e ideologías. El teatro vivió tal esplendor durante los siglos XVI y XVII que los censores y el Santo Oficio se veían desbordados a la hora de supervisar tanta producción, y se llegó a proponer que hubiera un vigilante en cada escenificación velando por el cumplimiento de las normas morales. Cuando te denunciaban a la Inquisición, el texto se revisaba y podían sentenciarse varias condenas, desde la retirada total del texto, como le ocurrió a Lope de Vega con una comedia en torno a la conversión de San Agustín cuyo manuscrito fue "secuestrado", a la supresión de algunos versos o escenas completas, que era lo más frecuente.

En el caso concreto de Lope de Vega, el fénix de los ingenios español, apodado así por haber escrito más de mil obras, sus versos sí le llevaron a prisión. Por vengarse de su amante a través de unos sonetos satíricos fue acusado de difamación por la familia de la joven y condenado a la cárcel y al destierro.

¿Libertad de expresión?

En 1940 España era una dictadura, y en 1587, cuando fue detenido Lope de Vega, una monarquía absolutista. En 2021, España es una democracia cuya Constitución recoge en el artículo 20 el derecho "a) a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; b) a la producción y creación literaria, artística, científica y técnica".

Sin embargo, Carmen Calvo, Vicepresidenta primera del Gobierno de España, no cree que lo que ha hecho David Suárez sea una creación artística: "eso no es contar un chiste, él lanza una ofensa anónima a compatriotas nuestros que tienen una discapacidad. No podemos meter en el capítulo chiste, humor, creatividad ni libertad semejante cosa", dijo en Hora 25 de La Ser la política socialista.

El caso de David Suárez está visto para sentencia. Hasta entonces, miles de personas tienen los ojos puestos en este juicio que puede sentar un precedente histórico en España, convirtiendo al cómico en la primera persona condenada en democracia por un chiste. En 2016 Guillermo Zapata (que no era humorista, sino concejal) también fue acusado por una serie de chistes publicados en Twitter, resultando finalmente absuelto.

El único consuelo que nos queda a los que disfrutamos de la comedia es pensar que, si realmente ha vuelto la Santa Inquisición a España, será porque de nuevo estamos viviendo un momento de esplendor cultural tan productivo, tan revolucionario y tan influyente en la población que está haciendo tambalear las estructuras de poder.