Estamos bastante seguros de que todo el dinero que tiene Maluma puede comprar la felicidad y toneladas de tiempo libre para practicar bailes eróticos e incendiar las redes, como ha sucedido hace relativamente poco cuando el cantante pasaba unos días relajándose en Ibiza. Aunque queda claro por su contoneo que le hace falta mover un poco mejor esa cadera, el cantante nos dio un premio enseñándonos la espectacular casa que hacía las veces de refugio piscinero y pista de baile. El lujo le gusta más que un caramelo.
Juan Luis Londoño Arias (¿ya sabes por qué eligió el apodo de Maluma?) lleva años sin dejar indiferente a nadie. Es uno de los referentes del reguetón más comercial, y si algunas de las canciones, como ‘Felices los 4’’, son un verdadero himno al poliamor, sus cambios de look radicales también han provocado más de un desmayo en su inmensa comunidad de seguidorxs. Además de bailar, al autor de ‘Papi Juancho’ le gusta experimentar con su pelo.
Empezamos por el rollo mohicano, con ese rapado a los costados y esa cresta que el cantante llevó durante una buena temporada.
Se nota que tiene pelazo y que por ese motivo se dejó una parte sin cortar, no sabemos si por amor al efecto cortina de ducha, galán de barrio o guerrillero sensual, que lo mismo te para en un control de carretera para pedirte la documentación que te perrea a la altura de las rodillas mientras dice: “Señorita, voy a tener que cachearla, no se resista”.
Al cantante no le importa el qué dirán. Bueno, no le importa porque casi cualquier look le ajusta como un traje a su genética privilegiada. "La moda siempre ha sido para mi una manera de expresar mi pensamiento y mis sentimientos, he sido criticado una y otra vez pero eso es lo menos que me importa… SOY FELIZ y esto no me lo quita nadie”, dijo en una ocasión.
Elvis no murió, solo se reencarnó en un hombre con una chaqueta diseñada por un epiléptico del color y el glitter. Una variación del rapado a los costados, pero con un y potenciando ese jugoso topo pelud… ese tupé seductor. Es de 2017.
Primera pregunta que surge después de observar atentamente el peinado: “¿Vienes de coger olas en el Pacífico, Juan Luis?”. Confluyen en este look del cantante, con las características mechas californianas, varios vibes distintos: surfero que no está emocionalmente disponible (le ha entregado su corazón a la gran ola), poeta en el peor garito de Malasaña (te llevas dos cosas de premio: un poema sentido y la tuberculosis); el hombre que viene a arreglarte la caldera y te pide un vaso de agua, pero tú no le das un vaso de agua, sino que te sientas en su cara, y así sucesivamente. En 2019, Maluma iba a por todas con lo de embarazar con solo mirarnos y no morir en el intento.
La cuarentena nos trajo horrores inenarrables: desconocidos que salían a tocar la guitarra en la ventana y momentos de pánico y de cambio radical como el que vivió el cantante. A falta de peluquerías abiertas, se impuso el “hazlo tú mismo”. Maluma se rapó la cabeza en directo para sus millones de fans. La monetización no se hace sola, hay que hacerla.
No sabemos el motivo que llevó al cantante a tribalizarse, pero este es otro ejemplo de la facilidad con la que puede cambiar de look sin que afecte verdaderamente al conjunto. Una cabeza peinada y un ejército de trenzas le parecieron una opción que le quedaría bien, y efectivamente. La barba y las gafas de no haber roto un plato en su vida también ayudan.
Por suerte para todxs, el cantante prescindió de la nariz de payaso y de ponerse a realizar malabares en fiestas infantiles. Le quedó ese jugueteo: un pelo semicorto con los colores del arcoíris, que ha ido variando según le apetecía y sin ningún miedo al qué dirán. Lo ha llevado teñido de rosa fucsia, azul turquesa, rubio pollo, amarillo fosforito…