Las redes sociales están hechas de códigos muy particulares. Por todos es sabido que el like es la moneda de cambio en los reinos de la impostura de Instagram. A día de hoy, sigue invicto como la herramienta de comunicación más eficaz para interactuar con otras cuentas. Rápido, indoloro e ilimitado. Nos ayuda a quedar bien de cualquier forma, nos interese ese contenido o no. Si no te gustan, siempre puedes ocultarlos de tus publicaciones.
Pero ¿tienen los likes en las stories de Instagram un significado más profundo? ¿Qué queremos transmitir cuando los utilizamos de la forma en la que hay que hacerlo?
Hoy intentamos responder a esa pregunta con un debate reciente en Twitter en el que cientos de usuarios de la red social del pajarito han desvelado cómo los usan ellos y qué intenciones esconden en cada caso.
Vaya en primer lugar ese “melón” que abrió la usuaria de Twitter Gold Digger. Una pregunta muy sencilla que (ninguna sorpresa) ha agitado el gallinero con unas cuantas respuestas a favor y en contra.
Por desgracia para los nostálgicos de las notitas de clase que se pasan por debajo de la mesa, un porcentaje nada pequeño de lxs usuarixs que han respondido al hilo se declararon inmunes a la posible información secreta escondida en un “me gusta” inocente y explicaron que, para ellxs, un like es un like; ni más ni menos de lo que quiere decir. Un cariñito digital. Un ‘te leo, sigue así’. La respuesta cortés a las relaciones digitales.
Suponiendo que estos descreídos del shippeo tengan razón, aceptar que un like es solo un like y nada más que eso sería osado en determinadas circunstancias; como afirmar que el emoji del fuego en Instagram es inocente, cuando todos sabemos que la repetición y el uso crean el lenguaje de los afectos digitales: lo que se dice y lo que no se dice, y en qué contexto. De primero de Internet entender la diferencia.
En Instagram, un fueguito puede no significar nada, especialmente si viene de algún amigo o de una cuenta con la que tenemos una relación estrecha. Pero, ¿y si no conocemos de nada a quien nos lo pone, o a quien nosotros se lo entregamos lacrado con nuestras secretas intenciones? Entonces esos tres fueguitos podrían seguramente decirle a esa persona, “Quiero hacer contigo lo que la primavera le hace a los cerezos”, “Maluma, baby, Maluma”, “Te prestaría sal si fueras mi vecinx”. "Sueño con firmar una hipoteca a tipo fijo contigo antes de la extinción de la raza humana".
Décadas atrás, los humanos contaban con el lenguaje del abanico para mandarse indirectas poco sutiles, con esas caiditas de pestañas y ese aleteo de las palas del abanico que le decía al objeto de deseo: planeo hacer gatitos atigrados con vos, su señoría.
El “me gusta” de toda la vida se ha convertido nuestra unidad de medida sagrada para indicarle al otro lo que pensamos de su contenido (o por extensión, de él o ella) sin escribirle abiertamente un mensaje que pueda comprometernos, y esto afecta directamente a los territorios del amor.
El propio hilo de Twitter confirma que el like y su uso es un tema sensible sujeto a debate. Hubo quien dio la réplica y llamó “aguafiestas” al que negaba el poder del corazoncito para decir lo que se quiere expresar de viva voz.
Otros tuiteros ofrecieron consejos ortográficamente desnortados para los indecisxs, los que creen que basta con lanzar un corazón a la corriente embravecida de Instagram para que la otra persona entienda que la miramos desde nuestra guarida y estamos pensando en él o ella.
He aquí un sabio romántico con el cerebro y la ortografía hecho papilla por las emociones. “Si kereis ligar no deis like a la historia, decidlo directamente pk despues la gente piensa cosas destas. (si es una destacada se sobre entiende que es para ligar, pero si nopues nose), yo no doy like por querer ligar , si me gusta algo le doy like y ya”.
Había quien expresaba de forma muy sintética lo que un like significaba de verdad (de la buena): “Significa: me da miedo hablarte”. Vamos, como llamar al timbre para luego salir corriendo porque nos acorralan nuestros peores temores. “Hasta los likes deberían ser exclusivos”; “Tengo un dilema serio con ellos” o “Yo creo que depende de qué tipo de foto sea, es decir: si es de un gatito, pues amo a tu gatito, si es de una hamburguesa, pues el burger ya está en reparto, pero si es una foto insinuando, pues no necesito explicarlo” fueron otras de las respuestas. Las hubo a cientos.
Aceptemos de una vez que quien domine el uso del corazón (sin recibir una orden de alejamiento), entenderá la gramática secreta de Internet.