Te pones el pijama, te lavas los dientes, bebes agua, ¡por fin la noche! Te metes en la cama y te tapas con las sábanas hasta la cabeza, que hoy hace un frío que pela. Y aunque te cuesta dormir, al final, de tanto mirar el gotelé del techo, cierras los ojitos y entras en el mundo de los sueños. Hasta ahí, todo bien, ¿verdad? Pues ahora imagínate que, mientras tienes los ojos cerrados, practicas sexo, y a la mañana siguiente no te acuerdas de absolutamente nada. Un trastorno muy difícil de gestionar, tanto para quien lo sufre como para las personas involucradas en la relación.
Así ocurrió en 2011 en Reino Unido, cuando Stephen Lee Davis, acusado de violar a una chica en Gales dos años antes, salió de la cárcel después de que algunos médicos asegurasen que el episodio había tenido lugar mientras el hombre sufría un episodio de este trastorno, conocido como sexsomnia. Según explicaban los expertos en delitos sexuales, este fue un caso bastante problemático, ya que algunos culpables podían encontrar aquí una justificación de sus delitos.
Lo que es cierto es que este trastorno, que en cualquier caso no es muy habitual, condiciona la vida de quien lo sufre. En Yasss te contamos todo al respecto.
No es ni un sueño erótico ni una erección: se trata de una patología del sueño que afecta al 2% de la población mundial, y que es más habitual en hombres que en mujeres. Quien la sufre mantiene durante la noche una actividad sexual inadecuada, no deseada y, sobre todo, inconsciente. Se puede dar de dos formas diferentes: con relaciones sexuales, más habituales en hombres, o con masturbaciones, a las que son más propensas las mujeres, según explica un estudio publicado en la revista ‘Sleep’.
Apenas hay más de cien casos documentados sobre personas que sufriesen este trastorno que, en teoría, puede aparecer en cualquier momento de la vida. La verdad es que los pacientes decían olvidar su orientación sexual y los lazos que unían a la persona que tenía al lado en ese momento, ya fuese esta su pareja, amigo o un miembro de su familia. En esos momentos, la persona no es consciente de lo que hace, y cuando despierta puede hacerlo en cualquier sitio, también en la cama de una persona completamente desconocida.
A priori no tiene nada que ver con los sueños eróticos, si no con un trastorno que afecta a menos del 10% de los adultos con sonambulismo. En realidad, es casi lo mismo, aunque en el terreno sexual: la persona se levanta, habla y realiza distintas acciones no consentidas e inconscientes. Por eso, salvo que el paciente despierte en una cama diferente a aquella en la que se acostó, los síntomas más típicos los notarán aquellos con quienes viva: masturbación, gemidos y búsqueda activa de relaciones sexuales, normalmente con una actitud bastante agresiva.
Por ahora no hay una conclusión sobre la causa de la sexsomnia: en los pacientes que dicen haberla sufrido no se ha descubierto ninguna alternación sexual ni una enfermedad psicológica o psiquiátrica que pudiese desencadenarla. También es cierto que, según explican los médicos, este trastorno está infradiagnosticado, por lo que no se puede conocer todo lo que nos gustaría sobre él. De un lado, el miedo y la vergüenza que puede acarrear para una persona el haber mantenido una relación de la que recuerda nada puede llevar a silenciar el caso. Quienes suelen denunciar este comportamiento son las personas que se han acostado con el paciente, y solo así se puede llegar a un diagnóstico, siempre dificultado por el hecho de que quien sufre este trastorno no recuerda nada de lo que ha pasado al despertar.
A día de hoy no hay un tratamiento específico para la sexsomnia, aunque suele gestionarse como el estrés. Según explicaba el sexólogo Raúl Padilla en Uppers, se suele recetar la misma medicación y recomendar unas pautas de sueño similares, como no ver la televisión justo antes de dormir ni utilizar el móvil, realizar ejercicio físico, no realizar una última comida inmediatamente antes de irse a la cama…
"Es importante tener en cuenta que los tratamientos incluyen a la persona y también a su entorno. Es muy importante hacer un seguimiento de los calendarios y rutinas que acompañan a los episodios para poder establecer así la mejor técnica basada tanto en la medicación y la terapia", concluía el sexólogo.
Muchas parejas deciden dormir separadas para evitar en la medida de lo posible estos episodios, que suelen aumentar con el consumo de alcohol, drogas y cafeína. Todas las medidas de precaución son pocas para evitar los graves problemas que puede acarrear este trastorno: desde la vergüenza hasta la depresión, pasando por conflictos a nivel legal.