Si una relación sexual duele, buena, lo que se dice buena, es que no está siendo. Puede darse por muchos motivos: mala lubricación, estrés o nervios, patologías previas…. Y, aunque puede afectar a todos, lo cierto es que los sexólogos apuntan a que son más las mujeres que los hombres que acuden a consulta por ese problema.
Ahora bien, si tenemos tan claro que el dolor es señal de que algo va mal, ¿por qué hay tantas mujeres que lo pasan fatal con la penetración y no dicen nada? Ese dolor se normaliza, como si fuese lo más habitual, cuando la verdad es que puede esconder un problema muy serio.
Y es que todo lo que tiene que ver con vaginas y dolores se toma como norma: aún hay quien cree que el dolor es algo innato a la regla, ¿cómo no vamos a pensar que ‘tampoco pasa nada’ porque te duela la penetración? La verdad es que aún nos queda mucho por conocer y entender sobre nuestro cuerpo, así que, si es tu caso, ¡tranqui! En Yasss te ayudamos a identificar las causas que pueden estarte provocando el dolor. Allá van.
Las relaciones sexuales tienen que ser placenteras: si duelen, mala señal. Que tus relaciones se conviertan en una pesadilla puede tener un efecto desastroso en tu vida, con repercusiones en tu relación de pareja, pero sobre todo en tu bienestar emocional. Pero, tranquila, tiene solución. Lo más importante es contarlo para poder ponerle fin.
Pero, antes de nada, hay que puntualizar: de lo que hablamos aquí es de penetraciones sexuales dolorosas (o dispareunias), y no de coitos dolorosos, “pues la mayoría de relaciones sexuales (besos, caricias, sexo oral, masturbación…) no producen dolor, solo las relaciones de coito y en determinadas circunstancias”, tal y como apunta la psicóloga y terapeuta sexual de Lasexologia.com Ana Belén Carmona, en una entrevista con cuidateplus.
Además, hay que distinguir entre las dispareunias y el vaginismo. Esta última es una contracción involuntaria de la vagina que hace imposible la introducción de nada por esa vía: ni pene ni dedos ni tampón que valga. Este trastorno puede tener causas físicas, como una alteración de las paredes vaginales, o psicológicas, que son la mayoría, sobre todo por una mala educación sexual, llena de prejuicios y con miedo a las relaciones.
La dispareunia, que es mucho más común, sí permite la penetración, aunque con un dolor más o menos intenso. Los especialistas aseguran que es una de las causas de consultas más frecuentes en ginecología.
Los motivos que pueden llevar a este coito son de lo más variado. Si se trata de una cuestión puntual, seguramente esté relacionada con una infección, una cuestión ginecológica o una mala lubricación o falta de deseo. Ya sabes que, si no te apetece tener relaciones o no son lo suficientemente placenteras, tu cuerpo lo nota.
Si se trata de una cuestión habitual, puede tener que ver con cicatrices o enfermedades, y solo un ginecólogo podrá identificar los motivos de tu dolor. En cuanto notes algo raro, da la voz de alarma y ve a ver qué te cuentan, pero no esperes a que la situación se ponga más fea o se extienda en el tiempo. La mayoría de las mujeres que acuden a terapia sexual, cuenta Carmona, “tienen pareja estable, llevan un tiempo con dolor y no han encontrado explicación ginecológica para él”, aunque lo recomendable es no llegar hasta ese punto antes de intentar ponerle solución.
La mejor prevención contra la dispareunia es la educación sexual: sin ella no solo estamos perdidos, también desprotegidos. En el caso de las mujeres, esto se agrava, porque todo lo que tiene que ver con la sexualidad femenina se ha escondido, prohibido y tapado, como un secreto turbio. Eso incluye el autoconocimiento y la conciencia del disfrute y el placer. Tal y como apunta Carmona, “que aprendan a conocer y apreciar sus vulvas -y también a disfrutar de ellas- es el mejor recurso para evitar problemas de dolor motivados por la ausencia de lubricación y prácticas eróticas poco apropiadas”.
No solo eso: quien conoce sus cuerpos distingue antes problemas y heridas en él. Es mucho más fácil identificar determinadas dolencias si estás familiarizada con tu vulva. Por eso, la sexóloga recomienda que, si te duele la penetración, te centres en “otro tipo de relaciones eróticas mientras encuentras la solución”.
En definitiva, disfruta de tu sexualidad hasta que des con algo que no te guste. Y acude al médico ante cualquier duda, recuerda que el dolor nunca es buena señal.