En un país con una educación sexual llena de carencias, los centros de planificación son un oasis en medio del desierto. Hablamos de espacios repartidos por todo el territorio nacional en los que se ofrece asesoramiento sexual o ginecológico, de forma anónima y gratuita, para quien lo necesite.
El problema con estos centros es que, en muchas ocasiones, no sabemos que existen, y en el mejor de los casos no tenemos muy claro para qué. A grandes rasgos, se encargan de solucionar todos los problemas que puedan surgir entorno a la sexualidad y la anticoncepción. Por ejemplo, ¿quieres quedarte embarazada, pero no sabes cuándo es el mejor momento? O, por el contrario, ¿quieres empezar a tomar un anticonceptivo y no sabes cuál te conviene más? Entonces, el centro de planificación familiar más cercano a tu casa puede ser la solución. En Yasss te contamos más sobre estos espacios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la planificación familiar como los métodos y las normas que permiten a las personas “tener el número de hijos que desean y determinar el intervalo entre embarazos”. Un servicio esencial para la salud, el bienestar y la autonomía de las mujeres, que fomenta “los métodos anticonceptivos y el tratamiento de la esterilidad”, según explican en su web.
En España, estos centros tienen varias características que los diferencian, principalmente, de centros como las urgencias o ambulatorios: sobre todo, la rapidez y el anonimato. Por eso, aunque todo el mundo puede acceder a un centro de planificación familiar, son muy útiles para personas en situación irregular o adolescentes, ya que no piden el número de seguridad social. De otra forma, para acceder a un ginecólogo por la seguridad social hay que pasar antes por el médico de cabecera.
En cualquier caso y como ya hemos dicho, cualquiera que tenga dudas en materia de anticoncepción o sexualidad tiene las puertas del centro de planificación familiar abiertas. En él trabajan ginecólogos y psicólogos, entre otros, que estarán encantados de resolver tus dudas. Quizás las circunstancias más habituales para visitarlo son los intentos para concebir un bebé (en estos espacios puedes solucionar cualquier duda sobre fecundación in vitro, infertilidad o concepción) o, por el contrario, si quieres tomar un anticonceptivo, pero no sabes cuál se adapta mejor a tus circunstancias.
Si crees que puedes tener una ITS o necesitas medios materiales en materia de anticoncepción (como preservativos o pastillas del día después), los profesionales de estos centros te los proveerán sin ningún problema. Además, en estos espacios realizan pruebas ginecológicas, como la citología, pruebas de embarazo o mamografías, que se te harán sin ningún problema, siempre que el profesional a cargo lo considere necesario.
En realidad, no hay un momento perfecto para ir al centro de planificación familiar por primera vez, sino que surge según la necesidad. Son espacios que se presentan como seguros para que, dependiendo de tus circunstancias, acudas en cuanto necesites que un profesional te solucione dudas en materia sexual y conceptiva. Recuerda que no hace falta acudir al centro de manera presencial: si tus preguntas se pueden resolver telemáticamente, puedes llamar al teléfono de contacto del centro.
Son centros profesionales conocidos por su discreción, y por eso se estima que más del 25% de las personas que acuden a solucionar sus dudas y problemas a estos centros son mujeres entre los 14 y los 25 años, solas o en pareja. Por eso, muchos centros ofrecen atención específicamente para los adolescentes, lo que se conoce como ‘Consulta Joven’, un espacio que está más apartado del resto de consulta y que tiene sus propios horarios y menos lista de espera, para que la gente en esta franja de edad pueda resolver sus cuestiones más urgentes.
Estos centros son fundamentales para la salud reproductiva. La OMS calcula que unos 214 millones de “mujeres en edad fecunda y en países en desarrollo desean posponer o detener la procreación, pero no utilizan ningún método anticonceptivo moderno”. Los motivos que llevan a esto pueden ser la poca variedad de los métodos, el acceso limitado a los anticonceptivos, el temor a los efectos colaterales, oposiciones por razones culturales o religiosas, servicios de mala calidad o barreras de género, entre otros. Con los centros de planificación familiar se asegura que más personas tengan acceso a estos métodos, si bien es cierto que la mayor parte de estos centros se reparten entre las urbes españolas, por lo que los espacios menos poblados es más complicado acceder a estos servicios.