Aunque en determinados momentos de nuestra vida (o durante toda ella) no nos interese lo más mínimo hablar de querubines, pañales y cochecitos de bebé, la salud reproductiva es un tema que debería interesarnos a todos. En primer lugar, porque implica “la libertad de tener hijos si y cuando se desee”, tal y como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero también “la posibilidad de tener una sexualidad responsable, satisfactoria y segura. Sin embargo, este campo todavía sigue siendo tabú y objeto de desconocimiento en muchos entornos.
La salud reproductiva supone que todo el mundo pueda elegir, con conocimiento de causa, “métodos de control de la fertilidad seguros, eficaces, asequibles y aceptables, que las parejas puedan tener acceso a servicios de salud apropiados que permitan a las mujeres tener un seguimiento durante su embarazo y que ofrezcan a las parejas la oportunidad de tener un hijo sano”, añade la OMS. Eso abarca también la masturbación, esa práctica rodeada de mitos y falsas certezas que consiste en estimular los genitales y las zonas erógenas para obtener placer.
Una de las más habituales es la que te invita a pensar en la cantidad de veces que te masturbas a lo largo del día, asumiendo que, hacerlo con una frecuencia desmedida Pero, ¿es eso cierto? En Yasss te damos la respuesta a esta y otras preguntas.
A priori, la respuesta es que no. Desde las clínicas de reproducción asistida IVI explican que no es probable que la masturbación frecuente afecte la fertilidad, si bien aclaran que “la calidad óptima del esperma se obtiene después de dos o tres días sin que se tenga una eyaculación”. En cualquier caso, por norma general, “los hombres que tienen una calidad de esperma normal conservan la motilidad y concentraciones de espermatozoides en niveles regulares”, incluso aunque las eyaculaciones se produzcan a diario.
En conclusión, si estás buscando la paternidad, puedes plantearte mantener relaciones sexuales con eyaculación dos o tres veces a la semana, en particular durante la ventana fértil del periodo menstrual… pero, incluso aún así, da igual la cantidad de veces que te masturbes. Y, desde luego, el onanismo de hoy no parece que vaya a afectar a tus posibilidades de ser padre mañana.
Aquí, la respuesta es un sí rotundo. Desde la clínica de reproducción destacan que pasamos mucho tiempo con aparatos electrónicos, que se recalientan, en el regazo, lo que tiene un efecto directo sobre la fertilidad, en particular si el aumento de temperatura se produce sobre los testículos. “Los testículos están separados del resto del cuerpo, unidos únicamente por la bolsa escrotal, justamente para mantener una temperatura dos grados menores que la del resto”, explican.
En otras palabras, es importante que los genitales estén un poco más fresquitos que tus hombros, así que procura alejar las fuentes de calor (ya sea una Tablet o un microondas) de la zona. Exponer a los testículos de forma constante y durante largos periodos a altas temperaturas, aclaran, “afecta a la producción de espermatozoides”.
No es raro escuchar que el embarazo es más “sencillo” para mujeres que nunca han tomado anticonceptivos hormonales que para las que sí lo han hecho, aunque se trate de un mito. No hay evidencia científica de que la píldora traiga consigo problemas de infertilidad; aunque hay muchísimos factores que pueden afectar a la fertilidad, pero los anticonceptivos no son una causa ni de la reducción ni de la mejora de esta.
En España, casi el 20% de las parejas tienen problemas para concebir, pero la píldora no tiene nada que ver con esta cifra. Los hábitos de vida, la contaminación o el sobrepeso tienen una incidencia directa, aunque la causa más habitual de infertilidad femenina tiene que ver con la edad de la madre, según explican desde las clínicas de reproducción asistida.
En una entrevista con divinity.es, la directora médica de Ginefiv, Victoria Verdú, explicaba que la edad media del primer embarazo ha aumentado en nuestro país hasta alcanzar los casi 32 años. “El problema es que, a partir de los 35 años, las mujeres tenemos menos ovocitos, lo que complica la concepción”, concluía. Ni la masturbación ni los anticonceptivos tienen un efecto directo sobre la concepción; son el ritmo de vida y la precariedad los que atacan con más agresividad a la fertilidad.