La serie de Amazon ‘The Bold Type’, una especie de ‘Sexo en Nueva York’ millennial, sigue a tres amigas veinteañeras y feministas por sus idas y venidas en la ciudad a la que cantaba Frank Sinatra. Las protagonistas son guapísimas, tienen el trabajo de sus sueños y aún no han cumplido los 26 años: son la imagen que nos han vendido del éxito. ¿Qué puede salirles mal?
La ficción, que acaba de emitir su cuarta temporada, plantea de manera ligera problemáticas relacionadas con el género, como las relaciones románticas, la discriminación o el sexo. De hecho, este último es uno de los puntos fundamentales de la serie, ya que las chicas trabajan en una revista ‘para mujeres’, Scarlet, conocida por publicar artículos sobre placer femenino. Escribir y hablar sobre la relación con su cuerpo no siempre es sencillo para las protagonistas; en uno de los episodios, la directora del medio le pide a una de las chicas que escriba sobre su mejor orgasmo. Después de muchas excusas y malos tragos, la chica se ve obligada a reconocer que, pese a mantener relaciones desde hace ya años, nunca ha alcanzado uno.
A la vergüenza que siente antes de reconocerlo le siguen el desconcierto y la ira: cuando investiga, descubre que su caso no es el único. La periodista comprueba que es una de las disfunciones sexuales más frecuentes entre las mujeres, y que muchas se sienten presionadas, invalidadas o incluso anuladas por no haber llegado jamás al orgasmo. En España no hay datos concluyentes, aunque los sexólogos aseguran que es uno de los problemas más recurrentes en sus consultas. A nivel internacional, los estudios sitúan la cifra de mujeres que jamás lo han alcanzado en alrededor del 35%.
Los sexólogos coinciden en que la concepción hegemónica de las relaciones sexuales, cisheterosexual y basada en el placer masculino, presiona a muchas mujeres. En este contexto, la llegada al orgasmo no solo es fundamental; también es una demostración de poder, un ejercicio de masculinidad. En un artículo para Vice titulado ‘Soy una chica de 23 años y nunca he tenido un orgasmo’, Sarah Astner lo expresaba así: “Para mí el orgasmo es un misterio. Es el bosón de Higgs: su existencia aún debe ser probada”, bromeaba.
Sin embargo, para no tener que justificarlo terminaba por fingir los orgasmos: “Creo que soy muy buena, ya que todas las personas con las que he tenido sexo terminan sintiéndose como sementales”, apuntalaba, en referencia a sus parejas. “Hago ruidos y tiemblo porque eso les gusta a los hombres (…). He aquí mi opinión: si la gente dejara de darle tanta importancia al hecho de que no puedo tener un orgasmo, entonces tal vez al fin podría dejarme ir y llegar”, concluía.
En su recapitulación están algunas de las claves, apuntan los sexólogos, que provocan la anorgasmia o falta de orgasmo. Estos casos, dados por factores tanto psicológicos como culturales, pueden desembocar en inseguridad, baja autoestima y ansiedad.
Más allá de los problemas para alcanzar el orgasmo, está el tiempo medio que se tarda en llegar al mismo: 13 minutos y 25 segundos de media, según un artículo publicado en The Journal Sex of Medicine. Esta cifra duplica la que, según un estudio publicado en 2009, tardan los hombres en llegar al clímax, unos seis minutos.
El estudio, dirigido por responsables del Instituto de Ciencias Médicas Kadave de la India, contó con una muestra de 645 mujeres de 21 países distintos a las que se les pidió que cronometrasen su llegada al orgasmo; la edad media de las participantes fue de 30 años. Además, el estudio mostraba que, entre las mujeres que podían alcanzar el orgasmo (una de cada cinco no lo hacía nunca), el orgasmo podía llegar entre los 42 segundos y los 15 minutos tras el inicio de la relación sexual.
La conclusión del estudio, así como de los expertos, es clara: comunicación antes, durante y después de las relaciones. Es importante guiar a la pareja en los conflictos que se refieren al deseo sexual, aprender a comunicar los miedos y el pudor. En algunos casos, puede tratarse de un problema médico, por lo que, si la situación te preocupa, no dudes en acudir a un ginecólogo. Como especialista, podrá acotar mejor las causas y soluciones de tu problemática.