El dolor de regla es normal, o eso dicen. Se trata de pequeñas contracciones del útero que facilitan la menstruación: ligeros golpecitos, pinchazos poco agudos, tirantez a la altura de la cadera. Hasta ahí, todo bien.
Luego, la cosa se pone tonta. Un dolor de regla puede fastidiarte el día, doblarte por la mitad y dejarte tirada en medio de la cama, hecha un ovillo. ¡Que levante la mano quien ha tenido que salir alguna vez de clase porque no podía más con el monstruo de su útero! “Perdone, profesor, tengo que ir a la enfermería”, reclamas, muerta de dolor. Y él, tutor de tercero de la eso y coordinador de la asignatura de educación física, te mira desde detrás de tus gafas y te pregunta por qué. Cuando, un poco avergonzada, le dices que es por la regla, él se ríe: “No aguantas nada. ¡Espera al recreo!”.
Porque con la regla viene el dolor, y con él viene el tabú. Porque es algo tan asumido, tan normalizado, que quien se queja lo hace “por llamar la atención”. Por supuesto, no tiene nada que ver (va mucho más en la línea de la química), y esa creencia es de lo más machista. Entonces, ¿qué hay realmente detrás de esos dolores de regla? Te lo contamos en Yasss.
La mayoría de las personas menstruantes dicen sentir dolor en algún momento de su ciclo menstrual. Es algo habitual: durante el ciclo menstrual se desatan contracciones y procesos químicos que pueden desajustan un poco nuestro cuerpo. Ahora bien, esas pequeñas contracciones (la condición para que no nos preocupen es que, al tomar un paracetamol u otro antiinflamatorio, se pasen) son muy distintas a las que sienten las personas con endometriosis, una enfermedad que afecta a entre el 10 y el 15% de las españolas y que puede llegar a paralizar su día.
Pero es que el problema no se queda ahí. Al estar tan normalizado el dolor de regla, los estudios apuntan a que la enfermedad no se diagnostica, de media, hasta 8 años después de su primera aparición. ¿La buena noticia? Que tiene solución: hay bastantes tratamientos médicos que funcionan en muchos pacientes y, si no, siempre se puede recurrir a la cirugía.
Una cosa está clara: el dolor de regla intenso suele ser síntoma de que algo va mal y no podemos tomarlo como parte de nuestra rutina. Si lo sufrimos, lo mejor será que pidamos cita con el médico de cabecera o el ginecólogo para que nos hagan las pruebas de turno. También es cierto que no todos los dolores de regla graves son síntomas de endometriosis, así que, evita adelantar acontecimientos.
Antes de continuar, un pequeño apunte: el nombre médico de los dolores de regla que se dan justo antes o al principio del sangrado es la dismenorrea. Suele durar unas 24 horas, y se cree que entre el 25 y el 60% de las mujeres lo sufren. Además, entre el 1% y el 15% de las mujeres sufren un dolor mucho más intenso, conocido como dismenorrea severa, un problema que puede incapacitar durante un tiempo a la paciente.
Así que mucho ojito a los dolores de regla. En el caso de la dismenorrea, hay tantos tipos como personas con regla. Una de las más habituales es la dismenorrea primaria, un trastorno muy habitual en las mujeres de entre 17 y 25 años, según explican desde Ausonia, y entre las mujeres a las que les acaba de venir la regla por primera vez. Este dolor, que en muchos casos puede desaparecer con anticonceptivos o antiinflamatorios, desaparece con el paso del tiempo, pero sienes la mala suerte de sufrirlo, evita consumir alcohol, tabaco y cafeína durante esos días. Casi seguro que notas una mejoría.
Luego tenemos la dismenorrea secundaria, que es un dolor “más continuado y pesado” que aparece una semana antes de la menstruación, y que puede empeorar o desaparecer durante el sangrado. Es muy habitual entre las mujeres mayores de 30 años, y especialmente entre las que han tenido hijos. Se trata de una enfermedad bastante seria, así que lo mejor es ir al médico. La misma recomendación sirve si tu dolor de regla, tengas la edad que tengas, no desaparece, aunque tomes un analgésico.
Las causas de la dismenorrea son de lo más variado. En general, la dismenorrea primaria se produce por unas contracciones uterinas anormales, que provocan un desequilibrio químico en el cuerpo. Sin embargo, la dismenorrea secundaria tiene su origen en trastornos clínicos, como endometriosis, inflamaciones pélvicas, infecciones o embarazos anormales.
Ahora bien, ¿cómo distinguir una dismenorrea de un dolor de regla más ‘normal’? Cada mujer tiene el umbral del dolor en un punto, y ya sabemos que, lo que para una puede ser insufrible, para otra puede ser un paseíto por el campo. Y aunque cada persona experimenta la dismenorrea de una manera, los síntomas más habituales son los cólicos en la parte inferior del abdomen, acompañado de dolor en esa zona o las lumbares, náuseas, vómitos o diarrea, desmayos o dolores de cabeza.
Y ya sabes, ¡autodiagnósticos los justos! Lo mejor es acudir al médico para que te orienten y exploren tu caso.