A estas alturas, todos sabemos que cada ciclo menstrual es un mundo. Por eso es tan importante entender nuestro periodo, sus fases y la manera en que nos afecta cada una de ellas, y de ahí que en Yasss queramos darte las claves para crear tu propio calendario de ovulación, un registro con el que podrás anticiparte no solo a tus días de sangrado, sino que también adelantarás a tus cambios de humor y apetito sexual, entre otras.
¿Por qué deberíamos llevar un calendario menstrual? Para empezar, porque no hay una forma única de tener la regla. Cada persona tiene la suya: no todos los periodos duran 28 días y no a todos les afecta de la misma forma. La mejor manera de controlar tus ritmos y entender tu cuerpo es llevar un registro de tus síntomas, sensaciones y sangrados a lo largo del mes, para poder establecer tu propia norma y responder mejor a ella.
Podrás conocer, por ejemplo, cuáles son tus días fértiles, es decir, el periodo de tiempo (suele darse cinco días antes de la ovulación y 24 horas después) en el que las probabilidades de quedarte embarazada son mucho mayores. Llevar un calendario menstrual también te ayudará a entender mejor tu salud, energía y apetito sexual, muchas veces condicionados por tu periodo.
Sobre todo, podrás anticiparte al síndrome premenstrual, que afecta a muchas personas menstruantes con síntomas como dolores de cabeza, hinchazón o pinchazos agudos en la zona de los ovarios. Pero ahí no acaba todo: muchos estudios avalan los cambios en los estados de ánimo que nos provocan las hormonas implicadas en nuestro periodo. Quizás respondamos a un patrón y no lo sepamos; identificar nuestro ciclo puede ayudarnos a entender cambios de humor para los que no tenemos otra explicación.
Si tienes un ciclo muy regular, hay calculadoras en internet que pueden ayudarte a leer las fases de tu regla. Pese a ello, nuestra recomendación es que lleves un registro de tu ciclo menstrual manualmente, para que puedas entender, a golpe de vista, tus propios cambios hormonales.
La idea es escribir todo lo que está relacionado con nuestro periodo, incluidas esas cosas que normalmente no asociamos al ciclo menstrual. Hazte con un calendario o traza los días del mes en un folio sin usar y déjalo a mano. Añade los días en los que sangres y la cantidad de flujo, así como la textura, tu estado de ánimo, cuánto has descansado y tus niveles de energía, si sientes algún tipo de dolor o molestia (desde cólicos hasta dolores de cabeza, pero también brotes de acné o caída del pelo), tu estado de ánimo, tu deseo y relaciones sexuales y si tomaste algún tipo de anticonceptivo. También puedes tomarte la temperatura basal corporal: durante los días de ovulación tiende a aumentar, llegando a subir un grado.
Con este registro diario podrás entender mejor tu periodo. La clave es ser constante y acumular tantos datos sobre ti como puedas.
Para comprender el calendario, necesitamos conocer las fases de la menstruación. Como ya hemos dicho, pueden durar más o menos de 28 días, aunque si varía mucho deberíamos pedir cita con un ginecólogo y consultarlo.
Cada ciclo uterino comienza el primer día de sangrado y acaba el día anterior al siguiente período. A grandes rasgos, comenzaría con la menstruación, el periodo en el que se desprende el recubrimiento interno del útero y en el que solemos sangrar, expulsando los tejidos viejos del útero por la vagina. Después se daría la fase proliferativa, durante la cual el recubrimiento del útero vuelve a crecer. Simultáneamente, los ovarios se van preparando para ovular, aumentando los niveles de estrógeno, en lo que se conoce como la fase folicular. La teoría dice que, en un ciclo de 28 días, ambos ciclos convergerían el 14, provocando la ovulación.
Unos cuatro o cinco días antes de ovular (y 24 horas después de terminar de hacerlo) es cuando nos encontraremos en la ventana de fertilidad. Una vez tengamos datos suficientes para establecer patrones, identificaremos enseguida estos días, pero los primeros meses puede ser complicado y deberemos guiarnos por el periodo de ovulación. Nuestra recomendación es que, hacia la mitad de tu ciclo, compruebes tu flujo vaginal, ya que mientras ovulamos suele aumentar y tener una textura más resbaladiza de lo habitual, como de clara de huevo. Durante este periodo también son habituales las molestias abdominales o las jaquecas.
Después de la ovulación los niveles de estrógeno disminuyen y suele aumentar el deseo sexual. El cuerpo se prepara para un posible embarazo y aumenta los niveles de progesterona y, simultáneamente, el recubrimiento del útero produce ciertas sustancias químicas para facilitar el embarazo. Si este no se produce, los vasos sanguíneos se contraen y el recubrimiento uterino se desprende. De vuelta a la menstruación.