La masturbación es la manera más segura de obtener placer uno mismo, pues no existe riesgo de embarazo y el de contagio de enfermedades es prácticamente inexistente (en pareja la cosa puede cambiar), pero también es algo natural y sano que conviene abordar dejando de lado los mitos con los que desde siempre se ha asociado; no es cierto que te deje ciego y tampoco salen granos.
Lo que sí que es cierto es que la masturbación proporciona ciertos beneficios, más allá del placer que se busca al practicar. Por ejemplo, es una estupenda forma de autoconocimiento, ayudando a saber qué te gusta y qué no, donde prefieres ser tocada y de qué manera alcanzar el orgasmo de un modo más efectivo.
El placer que podemos conseguir ayuda a mejorar la autoestima, hace que nos sintamos mejor con nuestro cuerpo, más seguras. Ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad, potencia la relajación e incluso puede favorecer el sueño, ayudando a descansar mejor. Además, durante el orgasmo se liberan hormonas que pueden reducir dolores y hacerte sentir más feliz.
No solo esto, también puede ser beneficioso para el cerebro, porque aumenta el flujo sanguíneo y el oxígeno que llega, protege el corazón, fortalece el sistema inmune y mejora el aspecto de la piel; es ideal para trabajar el suelo pélvico, lo que puede ayudarnos a reducir problemas en el futuro.
Parece que masturbarse es ideal para nuestro cuerpo y nuestra mente, por eso, nada mejor que evitar la rutina probando cosas nuevas, ¿te atreves a masturbarte de pie?
Esta postura no es la más habitual, pero puede resultar muy satisfactoria, sin embargo, hay algunas cosas que conviene tener en cuenta, siendo la primera de ellas importante tanto si lo haces de pie como si te tumbas: la higiene es fundamental. No olvides lavarte bien las manos, tampoco conviene compartir juguetes eróticos y, si lo haces, utiliza condón. No uses en la vagina un juguete que antes has usado en el ano, porque puedes provocarte una infección, lávalo antes.
La masturbación de pie requiere un poco de equilibrio, si no es tu fuerte, puedes apoyarte en la pared, para evitar golpes. Si no quieres manchar nada, puedes poner una toalla debajo de ti, también puedes dejarte la ropa puesta, sobre todo si se trata de un calentón repentino. Añade algo de picante a la experiencia haciéndolo frente a un espejo, no solo será más excitante, también te ayudará a conocer mejor tu cuerpo; también puedes grabarlo para verlo después, sola o con tu pareja.
Una postura que te ayudará a mantener el equilibrio es apoyada sobre una mesa o encimera, tanto sujetándote con la mano como apoyando el peso de manera parcial con el culo. Si lo haces con una pierna levantada, tendrás más acceso a la vulva y al clítoris, puedes ponerte frente a una silla, la cama o incluso el espejo del lavabo.
El equilibrio es fundamental siempre, pero si lo haces en la ducha, más todavía, porque la superficie tiende a resbalar. La ducha te permite jugar con el agua, pero hay que estar atenta para evitar golpes. La cama es una gran opción y no para tumbarse. De pie sobre ella y apoyada contra la pared, la elasticidad del colchón potenciará tus movimientos.
Las más atrevidas pueden probar la experiencia en suspensión, sujetándose con uno de sus brazos a un agarre que permita sostener el peso con una mano sobre la cabeza. ¿Te apetece probar alguna de ellas?