En pleno siglo XXI, vivir una vida erótica plena y feliz no es una tarea al alcance de todo el mundo. Nos gusta la cama y el cuerpo del otro, claro, pero ¿y hablar sobre los problemas que tenemos en nuestras relaciones?
Discutir sobre sexo con normalidad no debería ser tabú en ninguno de nuestros círculos; ni en el familiar ni, claro, en el de la pareja. Una buena comunicación es clave en cualquier relación que se plantee el largo plazo y quiera durar en la vida y en la cama.
Sin embargo, existe un problema añadido en el vínculo afectivo de muchísimas parejas, que no terminan de conectar cuando uno de ellos decide guardarse lo que le preocupa y aparentar que todo está bien. No es ningún secreto que un buen número de hombres todavía tienen dificultades para expresar sus verdaderos sentimientos, mencionar sin miedo el placer (qué quieren en la cama, qué necesitan) y abrir la comunicación. Por supuesto, esto incluye hablar con libertad de los trastornos sexuales que sufren, como la eyaculación retrógrada, urna de esas penas ‘silenciosas’ que muchos hombres se guardan para sí.
¿En qué consiste?
La eyaculación retrógrada muestra sus primeros signos cuando no sale líquido en el semen, o muy poco, menos de un mililitro. Según Mayo Clinic, no es una disfunción perjudicial para la salud de los hombres, pero puede causar esterilidad, una de sus principales causas, junto con una orina de color turbio, con un color poco habitual.
Esto no es determinante hasta que no se realizan ciertas pruebas y el urólogo confirma el problema. A veces, simplemente, el semen no sale con normalidad porque los conductos de la uretra tienen algún tipo de obstrucción o sufrimos problemas psicológicos y ansiedad por la relación sexual. Es lo que se conoce como aneyaculación o ‘orgasmo seco’, que necesita otro tipo de abordaje médico.
“Sabemos que en los hombres, por el mismo conducto, sale la orina y el semen”, explican desde el centro médico Crea. “Cuando eyaculamos, el cuello de la vejiga se cierra. La próstata sella todos los conductos que le llegan y actúa como una cámara de presión. En un momento determinado, se abre el esfínter del conducto de la uretra y el semen sale disparado para que los espermatozoides impregnen el cuello cervical. Si no se cierra bien el cuello de la vejiga, el semen va de forma retrógrada hacia la vejiga y se junta con la orina”.
Según explica el experto, comprobar si estamos sufriendo de eyaculación retrógrada es muy sencillo. Solo hay que acudir a nuestro urólogo, explicarle el problema que tenemos y dejarnos asesorar para encontrar un buen diagnóstico que se ajuste a nuestro problema.
Es posible que, tras valorar nuestro caso, el urólogo decida pedir una muestra de orina, una prueba que va a ser clave para detectar la presencia de espermatozoides en la urea. Si los hay en la orina y en el propio semen no, es el primer signo de que podríamos estar sufriendo esta disfunción sexual. Podría ser que no los hubiera, lo que sería un indicio de que el volumen seminal bajo o nulo es por otro motivo.
El experto explica que tratar el problema la esterilidad, una vez que se ha confirmado el diagnóstico, es sencillo y no reviste mayor complicación. “Lo que hacemos es recuperar los espermatozoides de la orina, que previamente se ha alcalinizado. Esos espermatozoides, tratados de forma adecuada, tendrán el mismo potencial reproductivo que los espermatozoides recuperados del semen normal”.